«Colombia sí quiere la paz, pero no esta paz que se le propuso»

Francisco Espiñeira Fandiño
FRANCISCO ESPIÑEIRA REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Malamud ve un error en el exceso de triunfalismo del sí.
Malamud ve un error en el exceso de triunfalismo del sí.

El investigador cree irreversible el camino hacia el desarme de las FARC, «aunque son impredecibles»

05 oct 2016 . Actualizado a las 07:24 h.

Carlos Malamud, catedrático de Historia de América Latina e investigador en el Real Instituto Elcano, atiende el teléfono desde su hotel en Colombia. Allí ha seguido el histórico referendo del pasado domingo. Especializado en las relaciones entre América Latina y Europa, el autor de Populismos latinoamericanos. Los tópicos de ayer, de hoy y de siempre (Oviedo, 2010), confía en que el varapalo al proceso de paz en las urnas sea un alto en un camino irreversible.

-¿Cómo han sido las horas posteriores a la victoria del no en Colombia?

-Pues con bastante perplejidad y una enorme dosis de incertidumbre sobre lo que se viene ahora. Para ser sinceros, la victoria del no era algo impensable. Tan impensable que ninguno de los actores de esta historia, ni el Gobierno, ni los uribistas, ni tampoco las FARC, tenían un plan B para acometer este nuevo escenario. Todos pensaban en una victoria del sí y las primeras reacciones solo nos dicen que al menos hay voluntad de reconducir el resultado y mantener una firme apuesta por la paz.

-¿Por qué cree usted que se impuso el no en el referendo?

-En primer lugar, por la profunda insatisfacción y rechazo que generan las FARC en todo el pueblo colombiano y que según las encuestas publicadas hace que solo un tres por ciento de los ciudadanos les muestre alguna simpatía. Luego, por las dudas generadas sobre la amnistía de los delitos y la posible impunidad de muchos guerrilleros, así como el hecho de que sus responsables pudieran acceder a responsabilidades políticas de inmediato sin pagar con penas de cárcel. Tampoco ayudó el excesivo clima de euforia en torno al sí del Gobierno. Y luego hubo factores adicionales, como las fuertes lluvias en la costa atlántica, que pudieron retraer a algunos votantes. Y eso es clave en unos comicios que se han resuelto por apenas cincuenta mil votos.

-¿Qué camino queda ahora por recorrer a los colombianos?

-El primer paso debe ser incorporar al uribismo a la mesa de negociación. Las FARC dicen que el acuerdo está cerrado y que no admitirán cambios, pero es evidente que el camino de la paz pasa por un futuro gran pacto nacional que permita realizar una nueva consulta.

-Las FARC hacen hincapié en que el referendo no tiene validez jurídica.

-Yo creo que el Congreso no puede impulsar de forma unilateral el acuerdo. Sería injustificable. El referendo puede no tener valor jurídico, pero es evidente que sí es trascendente para el Gobierno, que fue el que se metió en este plebiscito sin que nadie se lo hubiera demandado. Con las cartas actuales tal y como están repartidas y más de la mitad de los votantes en contra, sería muy complicado intentar avanzar sin incorporar a los uribistas al acuerdo de paz.

-¿Ha descarrilado el proceso?

-Yo no estoy de acuerdo con esos titulares de la prensa internacional de que Colombia está en contra de la paz. Yo creo que Colombia no está en contra de la paz, sino de esta paz que se le ha propuesto a través del acuerdo entre el Gobierno de Santos y las FARC.

-¿Hasta que punto será decisivo el duelo casi personal entre Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe?

-Ninguno de los dos puede presentarse a las presidenciales de mayo del 2018, pero es evidente que este referendo ha supuesto un gran triunfo para el uribismo y que será clave en las estrategias de unos y otros. Santos había amenazado durante la campaña con dimitir, pero finalmente no lo ha hecho. Y menos mal, porque un vacío de poder podía ser letal para la gobernabilidad del país en estos momentos.

-¿Qué pasará con las FARC?

-La verdad es que son impredecibles y que sus respuestas han llegado tarde en toda la campaña, como por ejemplo su anuncio de destinar parte de sus fondos, que se calculan en unos diez mil millones de dólares, a pagar las compensaciones a las víctimas. Veo poco probable una vuelta a las armas, sobre todo por parte del Secretariado, que ya ha manifestado su deseo de perseverar en el camino de la paz. El problema pueden ser sus disidentes, como el Frente 1. Intuyo una discusión interna importante pero los más cercanos a Timochenko no tienen la más mínima intención de volver a la guerra.

-¿Qué lectura da al fracaso de otro referendo promovido por un gobierno, como en el «brexit»?

-(Risas) La primera lectura es que no se deben hacer referendos si no se quiere perderlos. Hay un cierto sentimiento de aprovechar para darle un coscorrón a las élites y cualquier oportunidad sirve. Todo ello, con el acicate de las redes sociales, que multiplican los bulos y las medias verdades y hacen muy difícil contrarrestar las difamaciones. Hay un sentimiento antielitista claro.

-¿Lo dice por la amenaza de los uribistas de que el sí convertiría a Colombia en una nueva Cuba o Venezuela?

-Por ejemplo. Es evidente que la victoria del sí no iba a convertir a Colombia en un paraíso comunista con la entrada del castrochavismo. El país está en otro camino, afortunadamente.

«Hay un sentimiento común de dar un coscorrón a las élites a la mínima ocasión»

«Es imprescindible incorporar al uribismo a la mesa de negociaciación cuanto antes»

Uribe se muestra dolido con Macri por el apoyo del argentino al sí

El expresidente colombiano Álvaro Uribe criticó el apoyo del presidente argentino, Mauricio Macri, al acuerdo de paz. Dos días después de que el no se impusiera en el plebiscito colombiano, Uribe expresó su decepción con los líderes internacionales que respaldaron el acuerdo y aseguró que, «particularmente», a él le «dolió» ver entre esos nombres el de Macri. «Nosotros hemos sido muy fervorosos creyentes del presidente Macri en sus valores democráticos y por supuesto nos causó dolor verlo apoyando este acuerdo, un acuerdo de impunidad total al terrorismo», apuntó.

«Ningún país democrático acepta que quienes han sido responsables del secuestro de 11.700 niños, de la violación de 6.800 mujeres, quienes han sido los mayores responsables del cartel de cocaína más grande del mundo tengan impunidad total y derechos de elegibilidad política», recalcó. Uribe reiteró sus motivos para rechazar el acuerdo alumbrado tras cuatro años de negociaciones y 52 años de conflicto, incluso aún «estando de acuerdo», como están, «con la paz».

«Colombia ha tenido una democracia respetable. Yo no creo que una democracia en el mundo acepte que quienes han sido responsables de delitos de lesa humanidad tengan total impunidad y elegibilidad política», indicó.

El expresidente y líder del partido Centro Democrático expuso que es contrario al perdón total a los «cabecillas» de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) por haber cometido delitos de lesa humanidad, pero reiteró que está de acuerdo con que se trate con «generosidad» al soldado raso que acepte desmovilizarse.

También solicitó que se tengan en cuenta los delitos de narcotráfico cometidos por las FARC y subrayó que el acuerdo impulsado por Santos es contrario a la «inversión» privada.