El avance de la ultraderecha acecha a Angela Merkel

Patricia Baelo BERLÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

La presencia de AfD en Alemania
La Voz

Los sondeos apuntan a que AfD entrará en el Bundestag con el 16% de los votos en los comicios del 2017

25 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Laura me enseña alemán. Hadi me explica matemáticas y fútbol. Integración que ayuda a todos». Por mensajes como este, del que alardeó la web de la Cancillería durante todo el verano, la popularidad de Angela Merkel atraviesa sus horas más bajas, un año después de su histórica decisión de abrir la frontera a miles de refugiados varados en Hungría. Pero lo peor no son los golpes que ha recibido de algunos correligionarios, ni el castigo del electorado a su política de acogida. Sino que, por primera vez, su formación, la Unión Cristianodemócrata (CDU), está condenada a medirse con la imparable AfD, que ha conseguido que un país que aún no ha superado las heridas del nazismo se sume a la tendencia ultraderechista que caló primero en Francia, Holanda o Austria.

«Aunque sea duro decirlo, Alternativa para Alemania (AfD) pertenece a la nueva normalidad», defendía hace unos días Der Spiegel. El partido xenófobo, que nació hace tres años con un discurso economicista euroescéptico, y estuvo a punto de desaparecer debido a las tensiones internas, dio un giro radical con la llegada masiva de refugiados y, tras capitalizar el temor de la población a una posible extranjerización del país, no ha dejado de cosechar éxitos en los comicios regionales celebrados desde entonces. Especialmente en el territorio de la extinta RDA, aún hoy más pobre y rural que el oeste. De hecho, AfD celebró su mayor victoria electoral el pasado marzo en Sajonia-Anhalt, donde se proclamó como la segunda fuerza más votada con el 24,3 %.

Su triunfo más reciente fue hace una semana en Berlín, cuando los xenófobos se alzaron con el 14,2 % de los votos, y conquistaron así su décima Cámara regional, de las 16 que tiene el país. Un éxito que coincidió con la debacle de la CDU, que obtuvo su peor resultado en la capital desde la Segunda Guerra Mundial. Aún mayor fue el bochorno en Mecklemburgo-Pomerania Occidental, uno de los Länder más pobres y el menos poblado, y donde precisamente Merkel tiene su distrito electoral. Allí, los cristianodemócratas fueron superados por AfD. Pero, frente a la irremediable crisis del bipartidismo, los populistas también ha sumado puntos en regiones prósperas como Baden-Wurtemberg.

Todos los estratos sociales

En apenas unos meses, AfD ha pasado de ser un partido de minorías a ser uno de masas, que conquista a todos los estratos sociales y en todas las regiones del país. Es más, todo apunta a que entrará en el Parlamento federal con cerca del 16 % de los sufragios en las elecciones generales del 2017, rompiendo así un tabú. De cumplirse los pronósticos, la formación se quitaría la espina que le quedó clavada en las generales del 2013, cuando no logró el 5 % mínimo requerido para colarse en el Bundestag. Será todo un reto para las demás partidos, que deberán experimentar con insólitas fórmulas de coalición, para imponerle un cordón sanitario a la nueva «bestia negra» del tablero político alemán.