El FBI no tiene aún pistas sobre quién colocó dos bombas en Nueva York

Adriana Rey

INTERNACIONAL

REDACCIÓN

Descarta al terrorismo internacional mientras el Estado Islámico reivindica un ataque en Minnesota

19 sep 2016 . Actualizado a las 07:30 h.

El miedo volvió a adueñarse de Nueva York y el terror se volvió a reflejar en las caras de sus vecinos. «Vi una nube de polvo de la explosión. La gente empezó a correr y todos queríamos alejarnos del lugar. Los que estaban en los bares salían a la calle y nos preguntaban. Todo el mundo decía que había que irse», relataba una testigo a Efe. Eran las 20.30 horas del sábado y la explosión enmudeció a la ciudad que nunca duerme. Otra vez.

Ocurría en pleno corazón de Manhattan: Número 131 de la calle 23, en el barrio conocido como Chelsea. Minutos después, agentes de la policía, del FBI y de la Unidad de Contraterrorismo tomaban la zona. En paralelo, varios helicópteros sobrevolaban el lugar. El contenedor de basura en el que se encontraba el artefacto que explotó, estaba muy cerca de su edificio. Neha no resultó herida, pero sí otras 29 personas que afortunadamente, ya han sido dadas de alta.

Las alarmas volvían a dispararse, cuando la policía encontraba un segundo artefacto en la calle 27: «Parecida (la bomba) a la usada en Boston», confirmaba una fuente policial para describir lo que sería una olla a presión preparada para estallar, pero desactivada después por los artificieros y que ya analizan en los laboratorios del FBI en Quantico (Virginia).

«Una bomba que explota en Nueva York es obviamente un acto terrorista», confirmaba el gobernador Andrew Cuomo. Tras horas de investigación, Cuomo llamó a las cosas por su nombre pero dejando claro que de momento, «la explosión no está vinculada al yihadismo».

«No descartaremos ninguna hipótesis hasta saber quién y por qué lo ha hecho», sentenciaba James O’Neill, jefe de Policía de Nueva York, que enfrentaba así su primer día en el puesto.

Las autoridades han reiterado que todavía no hay sospechosos. Según el diario New York Post, hubo una llamada telefónica a emergencias, en la que un hombre aseguró que iba a haber «más explosiones». Una cámara registró a un teórico criminal depositando la olla explosiva en la calle 27, pero, de momento, no hay datos que permitan conocer su identidad y mucho menos el objetivo de su acción. Además, un testigo señaló características idénticas entre ese sospechoso y otro al que se busca por un hecho similar ocurrido en Nueva Jersey a primera hora de la mañana

Ataque en un centro comercial

Casi simultáneamente a la explosión en Nueva York, las alarmas saltaban al norte del país, en Saint Cloud, Minnesota, donde un hombre acuchillaba a ocho personas en Crossroads Mall, un centro comercial de la ciudad. El agresor, vestido con el uniforme de una empresa de seguridad privada invocó a Alá mientras cometía el crimen: «Era un soldado del Estado Islámico», anunciaba la agencia de noticias Amaq, vinculada al grupo terrorista. Este extremo está siendo investigado por el FBI que estudia el ataque perpetrado, como «un potencial acto de terrorismo».

«Pensé que algo se había caído y de repente muchas personas comenzaron a correr», relataba Harley Exsted, testigo de lo ocurrido. El atacante, fichado por la policía por infracciones de tráfico y sin ningún tipo de vínculo extremo con el yihadismo, fue abatido por los disparos de un agente fuera de servicio que se encontraba en el centro.

Trump habla de «terrible bombardeo» y Clinton reclama «prudencia»

Lo acontecido, especialmente el ataque en Nueva York, no solo causó la confusión y la perplejidad en las calles de la Gran Manzana y entre sus vecinos, también entre los candidatos presidenciales que en plena campaña electoral, se dispusieron a valorar lo ocurrido ante los periodistas.

Ambos, demócrata y republicano, permanecieron fieles a sus formas tras la explosión registrada en pleno centro de Manhattan y mientras Donald Trump se mostraba sumamente alarmista, Hillary Clinton optaba por la prudencia.

«Justo antes de bajar del avión, una bomba estalló en Nueva York», se apresuraba a decir el candidato a su llegada a un mitin en Colorado, sin que la policía, bomberos, o FBI, hubiesen ofrecido todavía ningún detalle. El magnate insistía con el paso de las horas y utilizaba su perfil en una red social para incrementar el tono agresivo de su discurso lamentar el «terrible bombardeo en la ciudad de Nueva York», de nuevo de manera alarmante y sin tener la confirmación oficial de los investigadores.

Su rival en la contienda política, prefería ser más cauta y tras hablar por teléfono con el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, pedía «hacer todo lo posible para ayudar a los cuerpos de seguridad, además de orar por las víctimas». «Tenemos que dejar que las investigaciones se desarrollen, antes de sacar conclusiones», insistía Clinton haciendo referencia a lo ocurrido tanto en Nueva York, como en Minnesota.

Cuomo y las bombas

Durante la mañana de ayer, fue el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, el que se refirió a las explosiones como «bombas»: «Encontraremos a quienes hayan colocado estas bombas y serán llevados a la justicia. Van a ser castigados».

En paralelo, las autoridades informaban puntualmente sobre lo ocurrido a Barack Obama: «El presidente ha sido informado de la explosión en la ciudad de Nueva York, la causa sigue siendo objeto de investigación y recibirá información a medida que se conozcan nuevos datos», aseguraba un alto funcionario de la Casa Blanca a través de un comunicado y a pocas horas de que Obama aterrizase en la ciudad de Nueva York, con motivo de la Asamblea General de Naciones Unidas.

En la calle, la sensación era de miedo. «Nos ha recordado al 11S», decía entre lágrimas Debra, una camarera de un local de la zona de las explosiones.