El dolor invade los Apeninos

maría signo ROMA / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Italia llora a las 290 víctimas en el funeral celebrado ayer en Ascoli, mientras los equipos de rescate reconocen que el problema es no saber cuántas personas faltan

28 ago 2016 . Actualizado a las 12:02 h.

Italia llora a los muertos de Amatrice, Accumoli y Arquata del Tronto. Ayer el pabellón municipal de Monticelli, en Ascoli, quedó convertido en una gran capilla ardiente. Alineados sobre un tapete de color azul había treinta y cinco ataúdes más otros dos de pequeño tamaño. Sobre cada uno de ellos, una corona de flores con lirios blancos y rosas. En uno estaba la hermana de Giorgia, la niña de cuatro años que consiguió sobrevivir 16 horas entre los escombros arropada por la pequeña que ahora yace en el ataúd. En otro, según DPA, estaba también la pequeña Marisol, de dieciocho meses, que tendrá un segundo funeral cuando su madre salga del hospital.

Durante la ceremonia de despedida en el pabellón, el dolor se respiraba en el ambiente. Arropando a los familiares, amigos o vecinos de los muertos estaban el presidente de la República, Sergio Mattarella; los representantes del Senado y de la Cámara de Diputados, Pietro Grasso y Laura Boldrini; el presidente del Gobierno, Matteo Renzi, y su esposa Agnese, que no pudo contener las lágrimas durante la ceremonia oficiada por el obispo de Ascoli Piceno, monseñor Giovanni D’Ercole. Y allí también acudieron el alcalde de L’Aquila, Massimo Cialente, que abrazó a su colega de Arquata, Leandro Petrucci. En Ascoli faltaron solo los que no eran de la zona, cuyas familias celebraron los funerales en sus lugares de origen.

Antes del funeral, Mattarella había visitado Amatrice y Accumoli para mostrar su apoyo y solidaridad a los supervivientes. Allí respondió a las preguntas relacionadas con el temor a qué pasará ahora en las localidades devastadas. Su respuesta fue categórica: «Tenemos que intentar reconstruirlas».

«No os dejaremos solos»

También Renzi aseguró que «no os dejaremos solos. Decidme que es lo mejor para vosotros. No podemos decidir todo en Roma». El Gobierno se ha empeñado en un plan para que las normas antisísmicas, que existen desde los años 70, sean respetadas y se cree una cultura de prevención. En las zonas de riesgo viven más de 24 millones de personas y hay casi cinco millones de edificios que tiene que ser arreglados acorde a la norma.

El número oficial provisional de muertos ha sido revisado hoy a la baja en una persona, hasta los 290, según el último recuento anunciado hoy por la Protección Civil italiana, informa Efe. La prefectura de Rieti rectificó y precisó que en la zona del Reatino se registraron 240 muertos, de ellos 229 en Amatrice y 11 en Accumoli. En la región de Las Marcas el número de muertos es de 50, precisó Protección Civil.

Cerca de Amatrice hay un pequeño pueblo llamado Saletta. Más bien puede decirse que lo había hasta el pasado 24 de agosto, cuando la tierra tembló virulentamente en esa parte de los Apeninos. Normalmente en la aldea viven una docena de vecinos, pero el día de la tragedia había unas 45 personas. La mayor parte han muerto. El balance es terrible: 22 fallecidos. «La aldea ha muerto. La gente irá a Amatrice porque es más grande» asegura un resignado Marco Beltrame de 28 años.

Los perros adiestrados ayudan a rescatadores como Alessandro Susini, de 57 años y bombero que participó en los operativos de L’Aquila, Reggio-Emilia, Haití y el sudeste Asiático. Cuenta que aquí el problema es no saber cuántas personas faltan y dónde pueden estar.