El centro de Italia vuelve a quebrarse

María Signo ROMA / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

El seísmo, de magnitud 6, deja más de 120 muertos y decenas de desaparecidos

25 ago 2016 . Actualizado a las 07:05 h.

Fueron 142 segundos infinitos a las 3.36 de la madrugada. Buena parte de Italia, desde Rímini hasta Nápoles, sintió el terremoto de magnitud 6 con epicentro en Accumoli, una pequeña localidad del norte del Lacio, en los Apeninos centrales, que al menos ha segado la vida de unas 124 personas. Por no hablar de los 368 heridos que fueron trasladados en helicópteros a los hospitales de Ascoli, San Benedetto, L’Aquila, Terni, Rieti e incluso de Roma, o de las decenas personas que aún permanecen bajo los escombros.

El recuerdo de la noche en la que la ciudad de L’Aquila tembló se hizo presente. La ciudad destruida en el 2009 está a tan solo unos 60 kilómetros y la hora en la que se produjo el temblor era la misma. Poco más de sesenta minutos después, a las 4,43, se sintió una réplica de intensidad 4,4 con epicentro en Norcia. Otras 300 fueron sucediéndose después. Las localidades más afectadas son Accumoli y Amatrice, en el Lacio; Arquata del Tronto y Pescara del Tronto, en las Marcas, y Norcia, en Umbria, que aunque sufrió daños materiales, no registró muertos.

La zona, en los montes Apeninos, no es de fácil acceso y las carreteras y puentes como el Tre Occhi, en Amatrice, han sufrido graves daños. Todo eso ha retrasado la llegada de los servicios de emergencias como Protección Civil o los bomberos. En Amatrice la destrucción es casi total. Según el alcalde Sergio Pirozzi, «la mitad del pueblo ya no existe». Calcula además que hay «docenas de muertos, muchísimos aún bajo los escombros».

La población de este pueblo de 2.000 habitantes se triplica en verano. Solo en el histórico hotel Roma, ahora destruido, había unos 70 huéspedes. El hospital ha quedado inutilizado y los médicos y enfermeros han tenido que socorrer a los heridos al aire libre. Por las calles irreconocibles de una localidad que se preparaba para celebrar la fiesta los mundialmente famosos spaghetti all’amatriciana, técnicos de Protección Civil intentaban captar señales de los supervivientes bajo los cascotes de las casas para buscar a los desaparecidos.

Niños entre las víctimas

También en Accumoli la destrucción es casi total. Su alcalde Stefano Petrucci mostraba su desesperación: «Hay muchísimos muertos. La situación es dramática». Una familia entera fue localizada por los perros bajo los escombros. Los padres, al igual que un niño de ocho años estaban muertos. Otro pequeño, de tan solo ocho meses, falleció en la ambulancia. Y es que muchas de las víctimas son niños. Como Marisol, de 18 meses, que dormía en su cuna en la casa de vacaciones de Arquata del Tronto. Su madre Martina Turco había salido ilesa del terremoto de L’Aquila y tras esa terrible experiencia se había mudado a Ascoli.

Los más afortunados han pasado la noche en la calle. En Norcia, epicentro de la segunda réplica, Francesca Funari, de 19 años, contaba que después del primer temblor «salimos de casa y subimos al coche. Pasamos la noche en el vehículo. Se repetían los temblores y en algunos casos eran muy potentes. Mis abuelos, que han vivido una guerra, estaban aterrorizados».

En toda la zona miles de personas se han quedado sin su vivienda o esta es inhabitable. «La situación es dramática, peor que en L’Aquila por las destrucciones de las estructuras de las casas de piedra frente a aquellas que eran en cemento», explicaba Paolo Crescenzi, responsable de Protección Civil de la zona.

Están trabajando a contrarreloj para instalar campamentos en una zona donde las temperaturas bajan a los 10 grados por la noche. De toda Italia están llegando mantas, ropa y también comida. Hasta la zona se desplazó el miércoles por la tarde el presidente del Gobierno, Matteo Renzi,que dijo que «no dejaremos a nadie solo, a ninguna familia». Por el momento, se ha destinado 234 millones de euros para la emergencia inmediata. El papa Francisco también manifestó su dolor y cercanía por las víctimas, mientras toda Europa ofrecía su ayuda.