La cuestión kurda complica aún más la guerra en Siria

Laura Fernández Palomo AMÁN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

MOHAMMED BADRA | EFE

Ankara bombardea la zona limítrofe con el doble objetivo de golpear a los yihadistas y frenar a los milicianos kurdos

24 ago 2016 . Actualizado a las 08:33 h.

Las zonas kurdas han pasado a ser claves en el devenir del conflicto bélico en Siria. Como era de esperar, las implicaciones geopolíticas de esta minoría con aspiraciones independentistas y con amplia presencia en Oriente Medio están marcando la agenda. El lunes por la noche el primer ministro turco, Binali Yildirim, exhortó a las potencias implicadas en la guerra -Rusia, Estados Unidos e Irán- a unirse para «abrir una nueva página».

Tras el atentado del fin de semana en Gaziantep, Ankara ha reforzado su implicación en el conflicto lanzando ayer una ofensiva tanto contra el Estado Islámico (EI) como contra las fuerzas kurdo-sirias en Manjib, ciudad de la zona limítrofe que arrebataron a los yihadistas. Lo que demuestra que su objetivo es que los milicianos de las Unidades de Protección Popular kurdas (YPG) no lideren la batalla final contra los acólitos de Abu Bakr al Bagdadi en territorio sirio.

Turquía califica al YPG de grupos terroristas y lo combate pese a que ?es? el principal apoyo de EE.UU. en la lucha terrestre contra los yihadistas. Esta cuestión, así como la extradición de Fethullah Gülen, acusado de orquestar la intentona golpista, está en la agenda de la visita hoy del vicepresidente Joe Biden a Ankara.

Evacuación

El Gobierno turco ordenó ayer a los habitantes de Karkamis, un pueblo situado en la frontera que sufrió varios impactos de morteros disparados desde la ciudad siria de Yarábulus, en manos de Estado Islámico. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) un comandante kurdo local, Abdelsatar al Yader, fue asesinado por agentes turcos en una localidad del norte de Alepo.

Tras el acercamiento de Turquía a Rusia e Irán, el Gobierno de Damasco lanzó ataques aéreos sobre la provincia kurda de Hasaka, desencadenando un enfrentamiento sin precedentes con los milicianos del YPG. Tras cinco días de combates, ayer ambos bandos llegaron a un acuerdo de alto el fuego, que estipula la retirada de las fuerzas gubernamentales de Al Hasaka. Los barrios en manos de los kurdos, casi el 90 % de la urbe, quedarán bajo la protección de sus fuerzas. Sin embargo, la Policía siria continuará presente en un complejo de seguridad gubernamental.

El presidente del Kurdistán iraquí, Masoud Barzani, aterrizó en la capital turca. Barzani es un líder democrático que representa la única región autónoma de todo el Kurdistán que transita las fronteras de Irán, Turquía, Siria e Irak. Sus fuerzas oficiales, los peshmerga, encabezan también la ofensiva contra el Estado Islámico en suelo iraquí, que cuentan con el apoyo de la coalición internacional.    

Mientras en la vecina provincia de Alepo, continúan los combates entre el régimen y fuerzas rebeldes salafistas. La aviación área rusa volvió a golpear la capital de la provincia, donde se libra la batalla entre insurgentes y oficialistas.

La ONU, lista para el éxodo de civiles por la ofensiva sobre Mosul

El Estado Islámico sigue perdiendo territorio. La ofensiva para recuperar Mosul, el feudo del grupo terrorista en Irak, avanza y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) se prepara. Más de 1,2 millones de personas se verán afectadas por la batalla, por lo que la situación humanitaria se agravará . La agencia dispone espacios para albergar a la oleada de refugiados que se espera y cubrir sus necesidades.

Se trata de una operación que desafía a cientos de miles de civiles, que mantienen sometidos los yihadistas del califato, y al Ejército iraquí y las fuerzas kurdas, peshmerga, que necesitan coordinarse para una entrada exitosa en la segunda ciudad más importante del país. La ofensiva, con apoyo de la coalición internacional, está durando meses, pero ayer los uniformados iraquíes arrebataron seis pozos de petróleo y varios barrios de las afueras de la estratégica ciudad de Al Qayara, clave antes de la batalla de Mosul. «Lo peor queda por venir», declaró el representante de Acnur en Irak, Bruno Geddo.