La Inteligencia no tenía fichado al kamikaze

Mercedes Lodeiro REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

1.900 metros de terror
Ayerra / Alexia

Francia moviliza a los reservistas para reforzar la seguridad e intensificará los ataques en Siria e Irak

16 jul 2016 . Actualizado a las 08:19 h.

El centro de la turística Niza amaneció el viernes conmocionado. La escena de horror de cadáveres alineados en el suelo cubiertos por sábanas seguía por la mañana tiñendo el paseo marítimo, como ocho meses antes lo hacían en las calles de París tras los atentados yihadistas que dejaron 130 muertos. En la capital de la Costa Azul fueron 84 las personas que murieron arrolladas por un camión conducido por un kamikaze, el tunecino Mohamed Lahouaiej Bouhlel, desconocido de los servicios de inteligencia, pero que fichaba cada de semana en comisaría tras una condena por agresión. Las autoridades no descartan que aumente el número de fallecidos, pues 50 heridos se encuentran «entre la vida y la muerte», dijo el presidente de Francia, François Hollande, desde la propia Niza, adonde acudió a visitar a los heridos. Antes presidió el consejo de seguridad y defensa al que asistieron miembros del Gobierno, de seguridad y de los servicios secretos. Este sábado vuelve a reunirlo.

El Ministerio de Salud confirmó que fueron 188 los atendidos tras el atropello masivo. Entre las víctimas, además de franceses, hay «también muchos extranjeros», de al menos diez nacionalidades, pero no españoles, y «muchos niños». Y es que la noche del 14 de Julio era una fiesta de fuegos artificiales y unas 30.000 personas abarrotaban la avenida.

«Los cuerpos salían disparados»

«Vi un padre con su hijo de dos años en brazos. El pequeño estaba muerto. Luego dejé de contar los cuerpos», aseguró Najate, una vecina de Niza de 52 años que estaba cruzando la calle cuando escuchó «un bum», se dio media vuelta y vio «el camión acelerando y cuerpos que salían disparados».

Fue a las seis de la tarde cuando una grúa retiraba del paseo marítimo el camión blanco que el terrorista alquiló el lunes cerca de Niza para cometer su ataque. Allí estuvo todo el día frente a un lujoso hotel, con sus neumáticos reventados y la puerta derecha con los orificios de proyectiles.

Para el fiscal de la lucha antiterrorista, François Molins, este nuevo ataque, el mayor en Europa este año, aún no reivindicado, «corresponde» a los «llamamientos al asesinato» lanzados por grupos yihadistas. De hecho, la investigación fue abierta por asesinato y tentativa de asesinato de banda terrorista. El portavoz del Estado Islámico, Abu Mohamed al Adnani, instó en enero a usar balas, cuchillos o coches para matar a infieles. El EI también animó a llevar a cabo atentados en sitios turísticos. Y Niza lo es sin duda.

Bouhlel avanzó con el camión durante dos kilómetros sembrando caos y muerte -«trató de causar un máximo de víctimas», dijo el primer ministro, Manuel Valls- y cuando un motociclista intentó detener su mortal recorrido, fue arrollado. Incluso antes de ser abatido disparó con su arma a los agentes

«Conducía muy despacio, y eso era lo sorprendente», relató un periodista alemán, Richard Gutjahr, quien vio desde su hotel lo ocurrido. El motorista intentó adelantarlo y abrir la puerta del conductor, pero «se cayó y las ruedas del camión le pasaron por encima». Cuando los policías le dispararon, el conductor, prosigue Gutjahr, «aceleró y embistió en zigzag a la muchedumbre».

«Había gente triturada por las calles. Dos pequeños de 8 y 9 años fallecieron a nuestro lado» ante los ojos de sus padres, explicó Bachir desde un hospital de Niza. Y es que el asesino desvió incluso el camión hacia un tiovivo. Según fuentes policiales, el dispositivo de seguridad era suficiente y los espectadores fueron sometidos a cacheos.

Los agentes registraron el viernes el piso de Bouhlel en el este de Niza, donde se incautaron de material informático y telefónico. Además detuvieron a su mujer, de la que se estaba divorciando y con la que tuvo tres hijos. Los investigadores quieren saber si el atacante tuvo cómplices y qué lo llevó a atentar. En el camión llevaba una segunda pistola, una granada desactivada y dos réplicas de fusiles: un Kalashnikov y un M16. En el interior del tráiler frigorífico había también una bicicleta con la que a las 21.34 horas del jueves llegó hasta donde estaba el camión. Asimismo, la policía de Túnez empezó a interrogar a varios familiares de Bouhlel, en su pueblo natal de Msaken.

«Guerra contra el terrorismo»

«¿Por qué Niza? Porque es una localidad mundialmente conocida. Una de las ciudades más bonitas del mundo», destacó Hollande. «¿Por qué el 14 de julio? Porque es la fiesta de la libertad», lamentó, confiado en que Francia será capaz de «superar las pruebas» si encara con «unidad» las amenazas futuras. El «carácter terrorista» del ataque es «innegable», aseguró al tiempo que anunció que Francia «reforzará su acción en Siria e Irak» para combatir a los yihadistas del Estado Islámico, que el estado de emergencia que se preveía levantar dentro de quince días se prolongará tres meses y que miles de reservistas serán movilizados para ayudar a policías y gendarmes. Además, decretó tres días de luto nacional. En la frontera con España, la policía gala instaló el viernes controles en los tres pasos que unen Irún con Francia.

El primer ministro afirmó que el ataque de Niza es obra de «un terrorista, sin duda relacionado con el islamismo radical». Sin embargo, su ministro del Interior. Bernard Cazeneuve, aseguró que de momento no existe ningún elemento que permita vincular con el yihadismo a Bouhlel. «Nos han declarado la guerra, pero la vamos a gestionar nosotros», insistió Valls. Francia «no se dejará desestabilizar y no cederá ante los terroristas y continuará como un país unido», aseguró en el mismo sentido. Estas llamadas a la unidad responden a las críticas desde la derecha por la política de seguridad. «El terrorismo es una amenaza que pesa fuerte sobre Francia y que seguirá pesando», añadió. Y es que es uno de los países europeos más activos en los conflictos de todo el Sahel, Irak, Siria y Mali. Por la noche, Gobierno y oposición sí asistieron unidos a una misa en la catedral de Niza por las víctimas.