Falta de sintonía de las tres potencias europeas para lidiar con el «brexit»

Patricia Baelo BERLÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Hollande, Merkel y Renzi.
Hollande, Merkel y Renzi. KAY NIETFELD | EFE

Hollande y Renzi piden el divorcio exprés, Merkel quiere que Londres mueva ficha

28 jun 2016 . Actualizado a las 01:24 h.

 Con N de nueva. Así es como se escribirá la primera página del futuro de la Unión Europea de los 27, según sus arquitectos. «Vamos a presentar una propuesta a nuestros colegas» para «dar un nuevo impulso» al proyecto, aseguraba ayer Angela Merkel en una conferencia de prensa junto a François Hollande y Matteo Renzi en Berlín. Durante la primera reunión oficial de mandatarios para analizar las consecuencias del brexit, las tres primeras economías del bloque anunciaron que en los próximos meses pondrán sobre la mesa «medidas concretas» en aspectos prioritarios como la crisis de los refugiados, la seguridad interior y exterior de cara a la amenaza terrorista, y la creación de empleo, especialmente juvenil, para lograr crecimiento económico.

Sin embargo, también quedó en evidencia la falta de sintonía que existe con respecto a la hoja de ruta para cerrar la herida que ha abierto el brexit. A ojos de Merkel, que horas antes mantuvo un encuentro a puerta cerrada con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, no puede haber ninguna negociación «formal o informal» con Londres hasta que el Reino Unido no invoque el artículo 50 del Tratado de Lisboa. «Creo que debemos seguir el orden natural de los acontecimientos», dijo la siempre pragmática y conciliadora canciller alemana, que pide unidad a la UE para luchar contra el euroescepticismo y el auge de la ultraderecha.

Por su parte, Hollande volvió a dejar claro que el eje franco-alemán agota sus últimos cartuchos, cuando abogó en cambio por «no perder el tiempo» en las negociaciones, alegando que «nada es peor que la incertidumbre». Es más, el mandatario galo, que instó a Londres a «comunicar lo más rápido posible» al Consejo Europeo su decisión de abandonar la UE, no descartó la posibilidad de acelerar el calendario de dos años que establecen los tratados. En la misma línea, Renzi defendió que no se pierda «ni un minuto». «Europa puede hacer todo, menos enfrascarse ahora en una discusión de un año sobre los trámites para empezar», urgía el primer ministro italiano por la mañana desde Roma.

Las cuatro grandes fracciones del Parlamento Europeo han firmado una resolución en la que también demandan a Cameron que actúe ya, en lugar de esperar a que lo haga su sucesor, en octubre. Y hasta el presidente de la institución, Martin Schulz, dio un paso más el domingo, al poner la cumbre comunitaria de hoy en Bruselas como ultimátum para que el premier británico presente sus planes de divorcio. Pero Merkel es consciente de que con el Reino Unido pierde a un importante socio político frente al eje París-Roma, que podría aprovechar la coyuntura para revelarse en bloque contra la austeridad que impone Berlín. De hecho, según fuentes del Gobierno italiano, Renzi ya habría pedido ayer a la canciller un alivio de la normativa comunitaria en cuanto al gasto público y las ayudas estatales a las empresas.

Advertencias del SPD

Por eso, en casa muchos acusan ya a Angela Merkel de retrasar interesadamente las negociaciones con Londres. Especialmente sus socios socialdemócratas de la gran coalición. El líder del SPD, Sigmar Gabriel, advirtió de que los jefes de Estado y de Gobierno europeos deben mostrar ahora «claridad y firmeza, en lugar de estrategia y titubeos».

Juncker, en la cuerda floja

¿Dimitirá Jean-Claude Juncker?, se preguntan algunos de los críticos con el presidente de la Comisión Europea, al que unos acusan de ser demasiado tibio con el Reino Unido a costa del proyecto europeo y otros le reprochan la dureza a destiempo con el premier.

«No. No hay responsabilidad política. La Comisión no convocó el referendo. Les ofrecimos todo lo posible», aseguró ayer su portavoz, Margaritis Schinas. A pesar del cierre de filas para proteger a Juncker, las dudas sobre su futuro persisten después de que el luxemburgués haya perdido toda influencia política en medio de la peor crisis que ha vivido la Unión Europea desde su fundación. 

El futuro del club de los 27, hasta después del verano

Los 28 líderes de la Unión Europea tienen hoy en Bruselas su cita más importante con la historia. Al menos, de cara a la galería. Por primera vez, uno de sus miembros afronta la dura tarea de decir adiós al club europeo. El cometido recae sobre el primer ministro británico, David Cameron, principal responsable del divorcio. Esta noche tendrá que explicar a sus socios cómo lo piensa hacer y cuándo. Se avecinan largas discusiones y duros reproches. En las reuniones previas de embajadores, la tensión se apoderó por momentos del ánimo general. «A alguno se le ha escapado alguna amenaza», reconocen fuentes presentes en las conversaciones, según informa desde Bruselas la corresponsal de La Voz Cristina Porteiro

Londres no quiere activar por el momento el artículo 50 del Tratado de la UE, que abre la cuenta atrás de su salida en dos años. Sus socios quieren un divorcio rápido y poco doloroso, pero asumen que no les toca a ellos marcar los tiempos. «No será hasta después de verano cuando las cosas se precipiten porque nadie sabe qué va a hacer el nuevo Gobierno británico», admiten fuentes diplomáticas. Hay algún embajador europeo que apunta incluso a que el Reino Unido no activará «jamás» ese botón.

Londres tampoco despeja las dudas en torno a quién sustituirá al comisario de Asuntos Financieros, Jonathan Hill. Juncker y Cameron deberán negociarlo si es que el tory encuentra a alguien dispuesto a hacer el trabajo sucio. «Deberíamos intentar buscar un reemplazo, porque el hecho es que somos un miembro pleno de la organización, un miembro que contribuye y que paga, hasta que nos vayamos, y por lo tanto deberíamos tener un comisario. Será un reto», admitió Cameron.

Lágrimas del embajador

El pesimismo cala en el cuerpo diplomático. Detrás de los micros, reconocen que todavía no han llegado a comprender el alcance de las consecuencias del brexit para la Unión, algo que se irá revelando a medida que pasen los años. El miedo se apodera de los británicos que trabajan en las instituciones. El embajador del Reino Unido para el Comité Político y de Seguridad de la UE llegó a soltar alguna lágrima en la última cita que mantuvo con sus colegas europeos. 

 El horizonte se presenta muy negro para el proyecto comunitario. Los líderes se reunirán hoy a 27, sin Cameron, para fijar una línea de acción común. Difícil avanzar en ella. Hay quien cree que la UE debería caminar hacia una mayor integración y quien cree que hay que deshacer parte del camino andado y devolver soberanía a las capitales. «No es ningún secreto que no hay armonía en los puntos de vista de cada país. No hay una visión común del futuro de la UE», lamenta una alta fuente diplomática. 

Kerry pide calma y que no haya «venganza» contra Londres

El jefe de la diplomacia de EE.UU., John Kerry, ha tenido que hacer un viaje relámpago a Europa para comprobar in situ cómo está el ambiente en la UE. «Es absolutamente esencial que nadie pierda la cabeza» ni esgrimir «argumentos de venganza». «Debe haber una transición tranquila», dijo tras reunirse con el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker. Antes, lo hizo con Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, para lanzar un mensaje de tranquilidad.

«El voto no ha salido como al presidente Obama ni a mí ni a otros nos hubiera gustado pero esto es la democracia y respetamos el derecho de los votante», matizó. No obstante, Kerry apostilló que «ahora incumbe a los líderes aplicar lo que ha votado la gente y hacerlo de manera que sea responsable, sensata, pensada y espero que estratégica». «Y Washington -remarcó-, hará todo lo que esté en su poder para que sea así».

Se trataba de pedir calmar y recordar que los lazos históricos siguen igual de fuertes. En este sentido, admitió que no se puede negar que habrá «dificultades» y «desafíos», pero instó a sus aliados a superarlos. «EE.UU. quiere una UE fuerte», zanjó. Lo hizo en una comparecencia en la que también participó la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini. No aceptaron preguntas. En privado, todos asume lo grave de la decisión pero en público, la UE no dará su brazo a torcer para recordar que el club es el club y si alguno quiere emprender el camino del Reino Unido caerá sobre ellos todo el peso de la legislación comunitaria. «Regalos, los justos», asegura un veterano diplomático.