El «brexit» expulsa el talento del país

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

LUCAS JACKSON | REUTERS

Científicos gallegos temen por sus condiciones laborales y sociales y advierten que Reino Unido dejará de ser un Estado atractivo para los nuevos investigadores

26 jun 2016 . Actualizado a las 10:26 h.

«La atmósfera en el laboratorio es hoy depresiva. Muchas personas comentan que los investigadores jóvenes harían bien en marcharse ahora fuera del Reino Unido». El testimonio, recogido un día después del brexit por la revista científica Nature, no es de ningún investigador europeo que se está replanteando su futuro después del resultado de la consulta, sino el de Emily Morris, una joven británica que realiza el doctorado en la Universidad de Nottingham. La suya es una impresión compartida con la de sus colegas gallegos que trabajan en las islas. Frustración, desolación, inquietud y, sobre todo, mucha preocupación es su sentimiento generalizado. 

«En mi caso, a corto plazo no se verá afectada mi posición, pero en un futuro puede ser que necesitemos un sponsor para continuar en Gran Bretaña», advierte Juan Fernández, que empezó a trabajar en la Universidad de Oxford con una beca de la Fundación Barrié y que ahora goza de una Marie Sklodowska-Curie de la UE. La posible fuga de talento es la principal amenaza que se cierne sobre el sistema de I+D británico, incluso más aún que la pérdida de financiación por parte de los programas europeos, de los que los científicos que trabajan en el Reino Unido son los más beneficiados, tanto en las convocatorias del Horizonte 2020 como de las Grant del Consejo Europeo de Investigación (ERC), el auténtico buque insignia.

Por ejemplo, las universidades de Cambridge, Oxford y del Imperial College de Londres son, por este orden, los que más reciben estas prestigiosas ayudas. Es cierto que era también uno de los países que más contribuían a sufragar la I+D comunitaria, pero el saldo neto es claramente a su favor. Por los 6.000 millones que invirtió en el fondo común en el período 2007-2013 obtuvo un retorno de 8.800 millones de euros. Es verdad que capta fondos porque su sistema de I+D es el más competitivo, pero lo es por su capacidad de recoger talento en el caladero europeo gracias a la movilidad que ahora existe al amparo de las becas Marie Sklodowska-Curie, que paga Bruselas.

«Están en riesgo muchas investigaciones muy importantes y la capacidad de la ciencia británica de atraer talento, ya que es previsible que, si no ya, en un par de años tendrá menos acceso o nada a fondos del ERC, a las acciones Marie Curie y a otros programas. Esto puede suponer un varapalo importante para los investigadores de este país, pero sobre todo para el progreso de la ciencia», resume Eduardo Oliver, presidente de la Sociedad de Científicos Españoles en Reino Unido, que agrupa a 600 socios de los cerca de 3.000 que se calcula que trabajan en la isla.

«Nunca habría ido allí»

«Yo me fui a Inglaterra primero con un contrato de España y luego seguí con una beca Marie Curie, pero si hubieran cambiado las condiciones nunca hubiera ido allí», subraya José Manuel Castro Tubío, ahora en la Universidade de Vigo y que pasó los últimos cinco años en la de Cambridge. «Va a suponer un empobrecimiento durísimo para ellos», añade. Y Eduardo Oliver abunda en ello: «No es descabellado pensar -dice- que haya investigadores que puedan lograr una ERC que decidan emigrar a países donde tengan más posibilidades».

Tampoco es optimista Alberto Naveira, catedrático de Oceanografía Física en la Universidad de Southampton. «Haberá -dice- menos estudantes e científicos que queiran vir a estudar ou traballar, polo aumento en taxas universitarias ou polo recorte de dereitos cidadáns. Ao diminuír a base de talento, a competitividade da ciencia británica reducirase». También cree que saldrán perjudicados los investigadores españoles y europeos «polo recorte de dereitos que a saída da UE traerá para nos. Hai un sentimento xeneralizado de decepción coa maioría da sociedade británica».

«Cogeré cuanto antes el pasaporte británico», dice un cirujano coruñés

Iria Gómez Touriño, que trabaja en diabetes infantil en el King’s College de Londres, incide en el hecho de que el principal problema será la «movilidad de investigadores al Reino Unido. «Quizás afecte más a los que vengan en el futuro, ya que es posible que la movilidad sea mucho más complicada de lo que es ahora. A los que estamos ahora quizás lo que más nos afecte es la inestabilidad de no saber qué pasara con tus derechos laborales, pensiones o el valor de la libra».

La situación del cirujano Alberto Martínez-Isla es muy distinta. «A mi, francamente, no me afecta en absoluto. Llevo aquí 21 años y puedo escoger, y cogeré lo antes posible el pasaporte británico», admite. Es un privilegiado, porque contrasta su caso con el de «la avalancha de llamadas que se registró en la embajada española de gente preocupada y desesperada». También advierte que «la ciencia se verá afectada por todas las ayudas grants europeas, que se restringirán». Más contundente sobre la situación del I+D británico se muestra Xabier Alcalá, que fue director de la Oficina de Proyectos Internacionales de I+D de Galicia en Bruselas. «Agora -señala- os científicos británicos van ficar sen fondos da UE e terán que seguir emigrando aos Estados Unidos».

Una advertencia similar es la hicieron antes de la consulta los principales científicos británicos, de los que nueve de cada diez se mostraron contrarios al brexit. Rechazaron la salida de Europa desde la prestigiosa Royal Society hasta una agrupación de 13 premios Nobel, entre los que se encontraba Peter Higgs, que alertaban en una carta del «golpe a la ciencia nacional» que supondría la medida. «La salida será un desastre para nosotros», avisó el propio Stephen Hawking. Ahora, a la espera de cómo queden las negociaciones finales en los dos años que queda por delante, el país se prepara para una dolorosa fuga de talentos.