Silencio entre políticos y división entre los veteranos de EE.UU.

Victoria Toro NUEVA YORK | CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

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Cada gesto, cada palabra y cada mirada del presidente durante su visita a Japón se escrutaron como nunca

28 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La histórica visita de Barack Obama a Hiroshima fue seguida desde EE.UU. con atención extrema. Cada gesto, cada palabra y cada mirada del presidente se escrutaron como nunca. El silencio entre la clase política fue total, ni una sola opinión, ni tan siquiera de Donald Trump. Aunque inicialmente ciertas voces se alzaron contra lo que habían descrito de antemano como «la gira de las disculpas», los candidatos a suceder a Obama terminaron por aplaudir la iniciativa.

En cambio, el debate abierto entre los veteranos de la Segunda Guerra Mundial dejó opiniones encontradas. «Un sentimiento agridulce» es lo que provocó en muchos de esos militares, según dijo el dirigente de una de sus asociaciones, Sherman Gillums, «sobre todo en la víspera del Día de los Caídos», que se celebra el lunes. Lo que estaba en cuestión era si la presencia de Obama en Hiroshima era o no una forma de pedir perdón. La Casa Blanca había dejado muy claro que el presidente no iba a pedir disculpas y que el objetivo era defender la no proliferación nuclear. Pero algunos antiguos soldados han criticado en cualquier caso que su comandante en jefe fuera allí. La semana pasada el contraalmirante Lloyd Vasey publicó un artículo en el que aseguraba que la visita solo podía ser vista como «una disculpa implícita». Y varias asociaciones de veteranos pidieron al presidente que no fuera hasta que Japón no se disculpe por el tratamiento que dio a los prisioneros de guerra estadounidenses.

El portavoz de la organización Veteranos, Joe Davis, avaló ayer indirectamente y de forma sutil la presencia en Hiroshima: «Un mundo sin conflictos es algo que todos debemos compartir».