Conmoción en Venezuela por la muerte del niño que protestó por no tener medicinas

PEDRO GARCÍA OTERO CARACAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

El Parlamento critica a Maduro por no aceptar la ayuda humanitaria internacional

27 may 2016 . Actualizado a las 07:22 h.

El niño Oliver Sánchez se convirtió en el nuevo rostro de la falta de medicinas que sufre Venezuela. El pequeño, nacido hace ocho años en Mamporal, una zona rural a unos 100 kilómetros de Caracas, murió el miércoles, como consecuencia de la falta de fármacos oncológicos para tratarse el linfoma No-Hodgkin. Su muerte, según los médicos que lo atendieron en sus últimos días en una clínica privada -porque en ningún hospital público había plaza-, era perfectamente evitable si tan solo se hubiera conseguido Epamin, un anticonvulsivo, y se le hubiera aplicado su quimioterapia.

Hace dos meses, la imagen de Oliver, con sus grandes ojos oscuros, sin pelo por culpa del tratamiento y un papel en la mano que decía «Quiero curarme. Paz, salud», durante una protesta de pacientes por cáncer exigiendo medicamentos, se volvió viral en Venezuela. Su muerte dejó una profunda conmoción en Venezuela, porque era «perfectamente curable», según quienes lo atendían cuando hizo su protesta.

Mitzaida Berroterán, madre del pequeño, contó que los problemas para mantener el tratamiento hicieron que se contagiara de meningitis, que finalmente fue la causa de su muerte. «Al final conseguíamos las medicinas por donaciones, pero cada día era una angustia obtenerlas», dijo.

El fallecimiento de Oliver provocó un debate en la Asamblea Nacional en el que la oposición exigió nuevamente al Gobierno que acepte la ayuda humanitaria internacional que se le está ofreciendo, y que rechaza, mientras que la bancada chavista consideró «desagradable» que la foto del pequeño se mostrara en los escaños. El médico y diputado José Olivares, que gestionó una entrega de medicamentos que finalmente no llegaron, responsabilizó a Nicolás Maduro y a la ministra de Salud, Luisana Melo, de la situación. «En sus manos está el dolor de miles de familias que ven partir a sus hijos antes de tiempo», señaló.

Se desconoce cuántos niños y adultos murieron por no tener medicamentos, pero la Federación Médica Venezolana (FMV) estima que en los hospitales públicos no hay existencias del 95 % de los normalmente utilizados. El presidente de la FMV, Douglas Natera, se unió ayer a una huelga de hambre en la ciudad de Mérida, que iniciaron otros siete galenos hace ya tres días, con la que intentan sensibilizar a las autoridades. 

MIGUEL GUTIERREZ | EFE

Estudiantes divididos

En una nueva jornada en la que Caracas estuvo militarizada, la Guardia Nacional impidió salir de la Universidad Central de Venezuela (UCV) una manifestación de universitarios que intentaban llegar al Ministerio de Educación para exigir más fondos para las universidades y rechazar el estado de excepción decretado por Maduro hace dos semanas.

Las dificultades de los opositores contrastan con las facilidades para los estudiantes chavistas que convocaron con posterioridad una marcha que llegó al palacio presidencial y fue recibida por Maduro, quien afirmó que la matrícula universitaria «se ha triplicado» durante los 17 años de la «revolución bolivariana».

Torturas en el Sebin para obtener falsas confesiones

Christian Manrique sufrió graves torturas durante los cinco días que estuvo detenido por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin). Golpes, armas de fuego en la boca y cortes de arma blanca profundos en espalda y abdomen fueron denunciados por el defensor de los derechos humanos José Vicente Haro. Fue este abogado quien, al alertar de la desaparición del joven de 22 años y afirmar que «no estaba detenido, sino secuestrado», pues no fue presentado ante ningún tribunal, provocó que fuera liberado el miércoles.

Manrique explicó que primero fue confinado en La Tumba, el tenebroso calabozo del quinto sótano de una de las sedes de la policía política, y luego en aislamiento en la sede principal. Según Haro, el objeto de las torturas era forzarlo a denunciar al jefe de seguridad de la Asamblea Nacional, Ángel Coromoto Rodríguez, le había dado dinero para provocar desórdenes en una protesta el 18 de mayo. Rodríguez está detenido y acusado de intento de homicidio, junto con cinco jóvenes que participaron en dicha manifestación y que también denunciaron ante el tribunal que lleva su causa que fueron torturados para arrancarles una confesión.

El miércoles en la noche, el diputado Diosdado Cabello presentó en su programa de televisión el vídeo con el testimonio de un joven, Romer Osorio, que señalaba que Rodríguez le dio dinero para manifestarse e incluso dónde tenía que tirar piedras a la policía. Osorio figuraba entre los detenidos al día siguiente de la protesta por el Ministerio del Interior, pero, curiosamente, no aparece entre los presentados ante tribunales el pasado martes.

La Fiscalía emitió una solicitud de protección para Manrique, al considerarlo víctima de secuestro, y le realizará un examen forense. Fuentes extraoficiales consideran que las graves torturas que sufrió hicieron que el Sebin lo abandonara en la calle.