Egipto cree que el avión con 66 personas fue derribado en un atentado

Fernando Iturribarria / Colpisa PARÍS

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Hollande no descarta ninguna hipótesis, incluida la terrorista. Grecia niega que pueda haber supervivientes y desmiente que los restos hallados en Creta sean de la aeronave

20 may 2016 . Actualizado a las 11:12 h.

Egipto y Rusia barajan la pista del atentado, mientras Francia no descarta ninguna hipótesis para explicar la catástrofe aérea del Airbus A320 de EgyptAir que se estrelló el jueves de madrugada en el mar Egeo con 66 personas a bordo cuando cubría la ruta París-El Cairo. El avión desapareció repentinamente de los radares a las 2.39 horas sin que la tripulación hubiera comunicado antes ninguna incidencia ni emitido señal de socorro alguna. Anoche había confusión sobre si los restos del aparato localizados por una flotilla aeronaval a media tarde entre las islas de Kárpatos y Creta pertenecían al aparato. No se encontraron supervivientes.

El vuelo regular MS804 iba según lo previsto hasta que la torre de control de Atenas no pudo contactar con el piloto cuando se disponía a salir del espacio aéreo griego y a entrar en el egipcio volando a 37.000 pies (11.277 metros). A las 2.37 horas efectuó dos maniobras bruscas antes de desaparecer del radar. «Dio un giro de 90 grados a la izquierda y luego otro de 360 grados a la derecha cayendo de 37.000 a 15.000 pies (4.650 metros) cuando su imagen se perdió a unos 10.000 pies», declaró el ministro de Defensa, Panos Kamenos.

Una bola de fuego

El contacto por radar con el aparato se perdió a las 2.39 cuando sobrevolaba la isla de Kárpatos, en el mar Egeo. El capitán de un mercante griego que navegaba por esa zona afirmó haber visto una bola de fuego en el cielo. Pocos minutos después despegó un avión C-130 de las Fuerzas Aéreas helenas para iniciar la operación de búsqueda. Francia envió un avión Falcon 50 para participar en las labores de rastreo que contaron con el concurso de helicópteros Superpuma, varios barcos y un submarino puesto a disposición por Atenas para entrar en acción.

A primera hora de la tarde una fragata grieta anunció que había localizado a unos 370 kilómetros al sudeste de la isla de Creta los primeros restos, pero horas después el comité griego de seguridad aérea afirmaba que lo hallado «no pertenece a un avión». Sin embargo, el piloto de un C-130 egipcio dijo haber localizado un par de chalecos salvavidas en la misma zona, desde la que una baliza había emitido una señal de socorro. Grecia retiró luego la fragata a petición de Egipto con el argumento de que son aguas bajo su jurisdicción.

El Gobierno egipcio, encargado de dirigir la investigación, consideró más probable la hipótesis de un atentado que la de un fallo mecánico para explicar la causa de la catástrofe. Moscú también se inclinó por la tesis del atentado por boca de Alexandr Bórtnikov, jefe del FSB (antiguo KGB), para quien el siniestro es según «todas las probabilidades» imputable a un acto terrorista. A esa teoría se sumó Donald Trump, ya que «el avión había despegado de París». En cambio, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, pidió «no especular».

Dos bebés y un niño, entre las 66 víctimas

Dos bebés y un niño figuran entre los 56 pasajeros del vuelo MS804, según informó EgyptAir. Dos de los pequeños, de cuatro meses y tres años, viajaban de vacaciones con sus padres, una pareja oriunda de la ciudad francesa de Angers. A bordo iban 56 pasajeros (30 egipcios, 15 franceses, dos iraquíes, un británico, un belga, un kuwaití, un saudí, un sudanés, un chadiano, un portugués, un argelino y un canadiense) y otros diez miembros de la tripulación, entre ellos tres agentes de seguridad (práctica habitual en algunos vuelos desde el 11S).

Otro pasajero identificado es Ahmed Helal, egipcio de 40 años que acudía a El Cairo a visitar a su familia. Dirigía desde junio del 2014 la fábrica del grupo estadounidense Procter&Gamble, implantada en la zona industrial de Amiens. En abril había recibido al ministro de Economía, Emmanuel Macron, con motivo de una visita a esa planta de producción de detergentes como Ariel. También se encontraba a bordo Pierre Heslouin, asesor en negocios, que viajaba con uno de sus cinco hijos, residente en Londres. Casado con la exconcejal de Nogent-sur-Marne Edith Heslouin, fallecida hace un año, era muy conocido en esa localidad de las afueras de París por su activismo social. Otra víctima es Pascal Hess, fotógrafo independiente de Evreux (Normandía), donde es conocido afectuosamente como Calou.