Trump y la cúpula republicana escenifican una tregua forzada

victoria toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

BRENDAN SMIALOWSKI | Afp

Ryan promete unidad en el partido, pero sigue sin apoyar al magnate

13 may 2016 . Actualizado a las 13:36 h.

«No es ningún secreto que hemos tenido nuestras diferencias», decía ayer Paul Ryan, el cargo republicano más alto importante, tras reunirse con Donald Trump. La semana pasada Ryan dijo que no estaba preparado para apoyar al candidato de su partido a las elecciones generales y por lo que se vio ayer, tras la reunión, sigue sin estarlo. Aunque los dos, presidente de la Cámara de Representantes y aspirante a la Casa Blanca, aseguraron que «trabajarán juntos para unir al partido».

La reunión de ayer en Washington había provocado un enorme interés porque Ryan y Trump han mostrado sus diferencias en público sin ningún pudor. Cada uno de ellos lidera una de las dos corrientes de su partido. Trump, la del populismo cercano a las bases; Ryan, la del establishment y la protección de la pureza ideológica de la formación. Sin embargo, se necesitan uno a otro. El virtual candidato no podrá organizar la poderosa maquinaria electoral imprescindible para disputar unas elecciones a la presidencia sin la ayuda del partido. Y el líder de los conservadores en la Cámara de Representantes busca cierto control sobre la campaña porque está en juego mantener la mayoría republicana del Congreso.

Pero los dos tienen el mismo objetivo: que su partido gane las elecciones, y eso no lo podrán conseguir enfrentados. Con esa idea en mente se celebró el encuentro de ayer. Objetivo: escenificar una tregua. A su término, Ryan explicó que en el trato cercano Trump es «cálido y genuino» pero aseguró que no quiere que «el proceso de reunificación del partido se haga en falso». Dijo que «no es algo que se pueda hacer en 45 minutos» y que por eso mantendrán nuevos encuentros.

También se ha hecho evidente que ahora es Donald Trump el que tiene la sartén por el mango gracias a los millones de votos que ha recibido. En un primer momento, la postura de Ryan de no apoyarle fue alabada por multitud de republicanos, pero en los últimos días el líder del Congreso se ha visto cada vez más acorralado por los que están del lado del magnate, un número que va en aumento.

Las diferencias entre ambos continúan, pero el magnate está haciendo un esfuerzo por acercarse a las posturas del partido. Trump se ha reunido con economistas conservadores para ajustar su plan de reforma impositiva de manera que cuadre más con la agenda republicana y sus asesores han declarado que está dispuesto a negociar otros cambios.

Tras el encuentro con Ryan, Trump mantuvo otra reunión con el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, que se ha mostrado mucho más cercano a él. Los que siguen sin acercarse al magnate son los Bush, que declararon hace días que no pensaban pedir el voto para él, Ted Cruz, que dijo lo mismo el lunes, y Mitt Romney, que ha vuelto a pedirle que haga públicas sus declaraciones de impuestos.