Alepo agoniza a la espera de la tregua

Laura Fernández Palomo AMÁN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

SANA | REUTERS

Una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU exige proteger hospitales en zonas de guerra poco después del ataque de grupos rebeldes a una maternidad

10 may 2016 . Actualizado a las 12:50 h.

Rusia había anunciado ayer una tregua en el «plazo de horas» para la castigada región de Alepo, pero la ofensiva rebelde contra los barrios gubernamentales de la ciudad, que incluyó el hospital de Al Dabit, terminó por diluir la posibilidad de apaciguar la indiscriminada violencia que sufren más de un millón de civiles en la que fuera la segunda ciudad de Siria, donde han muerto 279 personas en 11 días, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). En teoría el alto el fuego estaba negociado y Moscú y Washington habían acordado crear un nuevo centro de monitoreo en Ginebra para garantizar su aplicación, pero los combates retrasaron su anuncio.

El mediador de la ONU, Steffan de Mistura, se desplazó ayer hasta Moscú en un nuevo intento de salvar la tregua acordada el 27 de febrero, que reactivaron EE.UU. y Rusia con un cese de hostilidades en Latakia y la zona rural de Damasco desde el pasado sábado. Moscú dio ayer un ultimátum a los grupos opositores para que se distancien de las zonas controladas por el Frente Al Nusra, filial de Al Qaida, con los que tienen alianzas en algunos frentes de Alepo, como condición para extender el alto el fuego a este bastión rebelde.

Desde la madrugada de ayer, una ofensiva de los grupos opositores ha dejado al menos 16 muertos y más de 80 heridos en las zonas controladas por el régimen, según medios oficiales sirios. La OSDH elevó la cifra de fallecidos a 19. La agencia de noticias oficial Sana indicó que al menos 65 obuses lanzados por los rebeldes habían caído sobre la calle Al Nil, los barrios de Al Jalediya, Al Mokambo, Al Sabil y las inmediaciones de la mezquita de Al Rahman.

Sexto hospital atacado

Uno de los obuses rebeldes impactó contra un nuevo centro médico, la maternidad de Al Dabit, en el área de Al Muhafaza, en el que murieron tres mujeres y 17 personas quedaron heridas. Es el sexto hospital atacado en diez días, cuatro de ellos en los distritos bajo control de la oposición y dos en la parte de la ciudad que controla el Gobierno.

Pocas horas después del ataque a la maternidad, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por unanimidad una resolución que recuerda que las agresiones al personal y a los centros médicos son crímenes de guerra y que los combatientes deben respetar las leyes internacionales. Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció ante la ONU la existencia de una «epidemia» de ataques contra hospitales no solo en Siria, sino también en Yemen y Afganistán. En Siria, más de 730 trabajadores sanitarios han sido asesinados desde el inicio de la guerra y la Organización Mundial de la Salud (OMS) evaluó que el 60 % de las instalaciones médicas han sido dañadas o destruidas.

En otro frente de la guerra, en el feudo del Estado Islámico de Raqa hasta 35 ataques aéreos terminaron con la vida de 29 personas, la mayoría civiles, según el OSDH, sin que se conozca la autoría de los bombardeos, que podría ser tanto de la coalición de EE.UU. como de la aviación rusa.

A pesar de la tregua, 3.100 personas han muerto en toda Siria durante el mes de abril, entre ellos 860 civiles.