Represión y arrestos masivos ahogan las protestas en Egipto

Laura Fernández Palomo AMÁN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

MOHAMED EL-SHAHED | AFP

La policía reprime las manifestaciones contra Al Sisi por la cesión de dos islas a Arabia Saudí

26 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Antes de que amaneciera, el fundador de la Comisión Egipcia por los Derechos y Libertades, Ahmed Abdalá, fue detenido en su casa. A media mañana, la periodista Basma Mostafa era arrestada mientras caminaba junto a la plaza Tahrir. Los días previos, hasta 90 personas fueron apresadas en cafés, en sus hogares o en plena calle en cuatro gobernaciones de Egipto. Una campaña de arrestos masivos que se mantuvo hasta ayer con decenas de detenidos más, incluidos 35 periodistas. Así que la jornada de protestas en El Cairo contra la cesión de dos islas a Arabia Saudí, volvió a ahogarse en la represión. Un gran despliegue militar las relegó a pequeñas concentraciones en barrios periféricos.

El centro de la capital lo habían tomado las fuerzas de seguridad que permitieron las manifestaciones en favor del presidente, Abdelfatah Al Sisi, con motivo de la conmemoración de la retirada israelí del Sinaí en 1982. Con banderas egipcias y saudíes mostraron su apoyo al actual régimen. Mientras que en barrios como Dokki o la gobernación de Giza, las protestas antigubernamentales bajo el lema «Egipto no está en venta» pronto se toparon con cargas policiales y gases lacrimógenos. No en vano, el motivo era tan solo una excusa para reivindicar justicia, libertad y, los más atrevidos, la «caída del régimen», a semejanza de las proclamas de la revolución del 2011, silenciadas una y otra vez.

El «regalo» de las islas de Tiran y Sanafir a la teocracia saudí provocó el pasado día 15 una de las manifestaciones antigubernamentales más concurridas desde que Al Sisi llegara al poder tras el golpe de Estado del 2013. Miles de personas vencieron el miedo que les atenaza desde que el actual presidente implantará su política de perseguir a todo tipo de oposición. En un principio se centró en los Hermanos Musulmanes, que tras ser destituidos fueron ilegalizados y calificados de grupo terrorista, pero pronto la represión del régimen se volcó en la oposición laica y en prominentes revolucionarios que denunciaban el abuso de poder.

Hasta 15 organizaciones de derechos humanos locales firmaron ayer un manifiesto contra el hostigamiento continuo a disidentes, periodistas, abogados y activistas que se intensifican en jornadas de protestas como las del lunes. Las oenegés destacan además la inseguridad jurídica a la que están sometidos con leyes «excepcionales» de lucha contra el terrorismo, que son «utilizadas para restringir la libertad de opinión y de expresión, de reunión pacífica y la libertad de asociación».