La UE quiere exportar a Libia el plan de control migratorio aplicado en Turquía

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

MAHMUD TURKIA | Afp

Espera impaciente la petición de auxilio para cerrar un acuerdo con Trípoli

20 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El terrorismo y la inmigración irregular son los dos caballos de batalla descontrolados que la Unión Europea observa con inquietud en la otra orilla del Mediterráneo. Libia se ha convertido en el principal quebradero de cabeza para los ministros de Exteriores y de Seguridad de la UE, quienes no pueden por el momento aplicar allí, pese a que lo desean, un plan de control y vigilancia fronteriza como el acordado con Turquía. A pesar de los esfuerzos por legitimar al Gobierno de unidad nacional, la situación política es extremadamente frágil y cambiante. Los traficantes de personas siguen lanzando barcazas al mar. Con la llegada del buen tiempo, las salidas se han multiplicado. La operación Sofía contra las mafias no está siendo de gran ayuda, pues solo puede operar en aguas internacionales, no libias, y para colmo, los terroristas del Estado Islámico han conseguido afianzarse en el país, donde ya disponen del doble de combatientes [en torno a los 4.000 y 6.000] que el año pasado.

¿Cuál es la situación en Libia? 

El país sigue siendo la principal puerta de salida del continente africano. El Gobierno de unidad nacional sigue esperando en Trípoli el reconocimiento del Parlamento de Tobruk que una vez más aplazó la decisión el lunes después de que los fieles al general Jalifa Hafter impidiesen la entrada de los diputados al edificio. La espera para poder empezar a negociar con el nuevo Gobierno el envío de refuerzos y ayuda se le está haciendo eterna a la UE que teme que la presión migratoria ponga en apuros a Italia

¿Por qué Bruselas está frustrada? 

Porque quiere sellar la costa libia para frenar la inmigración y tener más presencia en su territorio para controlar a los yihadistas. Pero ni el país africano tiene medios para hacerlo ni el Gobierno cuenta con la legitimidad legal para permitir que otros lo hagan por él. No quiere ser visto como un Gobierno títere. En el flanco antiterrorista, el titular británico de Exteriores, Philip Hammond, anticipó que «no existe apetito libio para que haya tropas extranjeras sobre el terreno. Y no creemos que vayan a producirse peticiones». Pero Italia y Alemania quieren avanzar en el terreno de la vigilancia y control de los flujos migratorios extendiendo la operación Sofía a aguas libias. El plan sería similar al turco. La ministra alemana de Defensa, Ursula Von der Leyen, sugirió ayer que la «experiencia adquirida» en aguas del Egeo se traslade al Mediterráneo central.

¿Cuál es la posición de la OTAN?

La Alianza no quiere repetir errores del pasado. Su intervención para apoyar el derrocamiento de Gadafi sumió al país en el caos. Ahora su secretario general, Jens Stoltenberg, descarta una misión de combate contra el EI en Libia y también se muestra receloso ante la posibilidad de extender sus tentáculos a aguas libias, como pide la UE. «El valor añadido de la OTAN en el Egeo viene de que Turquía es un miembro de la OTAN, y en el Mediterráneo central no tenemos esa situación», admitió la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini.