Las sátiras de un cómico sobre Erdogan abren grietas entre Alemania y Turquía

patricia baelo BERLÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

ROLF VENNENBERND | EFE

El gobierno turco ha presentado una querella por injurias contra el artista germano

13 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

De cómo una sátira pasa a ser un asunto de Estado. Así podría titularse el culebrón que se gesta estos días entre Berlín y Ankara, después de que el humorista alemán Jan Böhmermann se mofara públicamente del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, recibiendo a cambio una querella por injurias de Ankara. La tensión diplomática generada entre ambos países plantea además un dilema a Angela Merkel, quien debe decidir ahora si rechaza la demanda presentada por Turquía, y pone así en peligro la relación con su nuevo aliado, en quien ha depositado todas sus esperanzas para gestionar la crisis migratoria, o si autoriza las diligencias contra Böhmermann, aun a riesgo de que en casa se la acuse de poner en venta la libertad de expresión.

Todo empezó el 17 de marzo, cuando el magacín Extra-3 emitió la canción Erdowie, Erdowo, Erdogan, que criticaba en clave de humor la fuerte represión que ejerce el régimen turco. La broma no sentó bien en Ankara, que convocó dos veces al embajador alemán en el país, para exigirle que la cadena pública regional NDR dejara de emitir el vídeo. Días más tarde, Böhmermann fue más allá cuando leyó en directo la autodenominada «crítica difamatoria», en la que acusaba a Erdogan de practicar la zoofilia, golpear a menores o maltratar a discapacitados. Al día siguiente, la televisión pública ZDF retiró el vídeo de su página web.

Tras recibir varias denuncias, la fiscalía abrió una investigación para esclarecer si el humorista de 35 años ha violado la ley alemana que castiga la ofensa pública a representantes del Gobierno y diplomáticos extranjeros con penas de hasta 3 años de prisión. Aún más, Merkel se disculpó ante el Ejecutivo turco por un texto que ella misma calificó de «intencionadamente ofensivo». No satisfecha, Ankara presentó el lunes una nota verbal, pidiendo que Berlín persiga a Böhmermann por lo que considera «un crimen contra la humanidad».

La canciller señaló este martes que está estudiando de forma «concienzuda» la nota, y que decidirá en los próximos días. «Todo eso tiene que verse de forma independiente de los valores básicos en Alemania; la libertad de prensa y de opinión siguen vigentes y no tienen nada que ver», subrayó. Mientras oposición, organizaciones de derechos humanos y hasta periodistas han criticado su actitud condescendiente hacia el Gobierno turco, al tiempo que han mostrado su apoyo a Böhmermann, que se ha visto obligado a cancelar su próximo programa. La policía alemana ha montado un dispositivo en torno a su casa para protegerlo.