Crece la protesta estudiantil contra la reforma laboral de Valls pese a las concesiones

Fernando Iturribarría PARÍS / COLPISA

INTERNACIONAL

JACQUES DEMARTHON | AFP

Unos 150.000 bachilleres y universitarios, 50.000 más que la semana pasada según los organizadores, se manifestaron ayer por segunda vez en Francia

18 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Unos 150.000 bachilleres y universitarios, 50.000 más que la semana pasada según los organizadores, se manifestaron ayer por segunda vez en Francia convocados por organizaciones estudiantiles y juveniles de izquierdas para exigir la retirada de la reforma laboral a pesar de las concesiones realizadas por el Gobierno de Manuel Valls, que ha abierto el grifo del gasto público para apaciguar la tensión social. A los 600 millones de euros anunciados el lunes a favor de los jóvenes sin empleo ni formación hay que sumar los 2.400 millones presupuestados ayer para descongelar los sueldos de los 5,6 millones de funcionarios. Un esfuerzo de 3.000 millones para desactivar la huelga general del día 31.

Según cifras de Educación, 115 liceos públicos vieron sus accesos bloqueados con barricadas de los 2.500 existentes en el país. Las organizaciones estudiantiles situaron sus cálculos entre 120 y 200 establecimientos. Ambas fuentes coincidieron en que la movilización fue mayor que la semana pasad.

En la enseñanza superior, numerosas facultades celebraron asambleas generales para sumarse a los paros. Los rectorados de La Sorbona, La Victoire de Burdeos y la Universidad Lyon 2 prefirieron cerrar sus campus por motivos de seguridad. La Unef, principal sindicato estudiantil, denunció la actitud de las autoridades académicas que «lamentan los bloqueos por perturbar el desarrollo de las clases y reaccionan cerrando los establecimientos». «Se intenta privar a los estudiantes de su derecho de reunión y su libertad de expresión», protestó.

En las manifestaciones de Marsella, Rennes, Nantes, Estrasburgo, Ruán y París se produjeron incidentes y a veces enfrentamientos con los antidisturbios, que repelieron con gases lacrimógenos los lanzamientos de objetos y petardos. Hubo destrozos del mobiliario urbano, en bancos y agencias inmobiliarias. En Rennes miles de personas interrumpieron el tráfico ferroviario durante media hora. En París el eurodiputado izquierdista Jean-Luc Mélénchon tuvo que abandonar el cortejo entre gritos de «traidor social» acompañados por el lanzamiento de un huevo.