La UE planea devolver refugiados a Turquía a cambio de otros 3.000 millones de euros

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

YVES HERMAN | Reuters

Europa solo se compromete a reasentar sirios que demanden protección desde el país vecino 

08 mar 2016 . Actualizado a las 17:14 h.

La impotencia y el pánico de la Unión Europea se transformaron ayer en concesiones a Turquía. Los 28 Estados miembro se reunieron esta madrugada en Bruselas con su socio del este en una cumbre «crucial», según la canciller alemana, Angela Merkel, para atajar la crisis de refugiados en el Viejo Continente. La incompetencia de la UE para poner orden ha empujado al club comunitario a pedir a Ankara que le haga el trabajo difícil: contener a los refugiados e inmigrantes en su territorio y llevarse de vuelta a los que pisen suelo griego.

La Unión Europea ha logrado un principio de acuerdo histórico para cerrar el paso a todo extranjero que llegue desde Turquía a las costas griegas, incluidos los refugiados sirios.

¿Qué ofrece Turquía?

Readmisión de todos. Según la última propuesta turca, Ankara estaría dispuesta a readmitir a «todos los migrantes irregulares» que pongan un pie en las islas griegas. No importa su procedencia ni sus circunstancias personales. Todos serán devueltos. Esto incluye a sirios, afganos, iraquíes y eritreos... Como contrapartida, la UE reasentará en alguno de sus 28 países a un demandante de asilo sirio por cada migrante de esa nacionalidad que envíe a Turquía de vuelta desde las islas griegas.

El Gobierno turco también se ofrece a reforzar la lucha contra las mafias de tráfico de personas, a recibir a los refugiados rescatados en aguas del mar Egeo y a establecer áreas de seguridad humanitaria en Siria con la UE.

¿Qué le exige a la UE?

Más dinero. La lista de deseos del Gobierno de Recep Tayip Erdogan es amplia. Su primer ministro, Ahmet Davutoglu, regateó con la UE hasta rozar el límite de la paciencia de algunas delegaciones. El mensaje de su jefe desde Ankara fue nítido: «Vuelve con el dinero». El presidente islamista reprochó a Europa su política de puño cerrado: «Han pasado cuatro meses y aún no se ha desembolsado el dinero». El primer ministro turco dijo que su país «no está pidiendo dinero a nadie», en referencia a los 3.000 millones adicionales que ha solicitado a la UE para frenar el flujo de inmigrantes irregulares a Europa, pero sí un «reparto justo de la carga» para atender a los refugiados sirios.

«Turquía está sufragando con el presupuesto nacional» los gastos que supone atender a los 2,7 millones de refugiados que acoge en su territorio, es decir 10.000 millones para los que se encuentran en campamentos y 20.000 millones si se suma los que se encuentran en otros lugares, afirmó.

Ese es solo el comienzo. A pesar de los intentos de la UE de desvincular la crisis de refugiados con el proceso de adhesión de Turquía al club comunitario, Ankara hizo valer su posición de fuerza en las negociaciones para exigir que se acelere el proceso de adhesión. «Turquía está dispuesta a cooperar con UE, y a ser miembro de la UE también», manifestó con retranca Davutoglu. «Tenemos que aprovechar el momento», reconoce un funcionario turco. Ankara también exige adelantar de octubre a junio la liberalización de visados para todos sus ciudadanos.

Dudas sobre su legalidad

Cumplimiento de los derechos humanos. Quedan flecos sueltos para cerrar el acuerdo. Una de las cuestiones más complejas es la de su acomodo legal. Existen serias dudas en torno al cumplimiento del Convenio de Ginebra que prohíbe el retorno de aquellas personas que no han recibido una audiencia justa.

Acnur lanzó ayer una señal de alerta, al igual que la organización humanitaria Human Rights Watch (HRW) que reprochó a la UE su disposición a «tirar por la borda los derechos humanos» .

Autoritarismo 

Acatamiento de las libertades fundamentales. «La libertad de prensa no es un elemento que se pueda negociar de la identidad europea», advirtió este fin de semana el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, a Erdogan. Sus maniobras para represaliar a los periodistas críticos con el Gobierno levantan ampollas en Bruselas. La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, recordó a Ankara que si quiere ingresar en el club «deberá respetar las libertades fundamentales». El primer ministro belga, Charles Michel, urgió a «mirar a los ojos» a Turquía para «hablar sin tabúes de la libertad de prensa». Francia e Italia arremetieron contra Erdogan, en contraste con la tibieza de Alemania, desesperada porque Ankara acepte contener a los refugiados en su territorio.