Los hijos que no quiso acechan a Evo Morales

CARLOS OCAMPO REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Stringer | EFE

Un caso de nepotismo y un hijo muerto que sigue vivo amenazan la credibilidad del presidente boliviano

03 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Un oscuro asunto que combina ingredientes de telenovela con acusaciones sólidas de nepotismo le explotó en las narices a principios de febrero a Evo Morales y puso a prueba su credibilidad. Daba los primeros pasos la campaña del referendo que le hubiera permitido intentar un nuevo mandato cuando el periodista Carlos Valverde revelaba que de la relación que mantuvo unos 10 años atrás con la empresaria Gabriela Zapata había nacido Ernesto Fidel. Nada objetable parece haber en un idilio que el presidente de Bolivia no tardó en reconocer, con la puntualización de que la pareja le había puesto punto final en el 2007 y no se habían vuelto a ver, lo que no da materia ni para el primer capítulo de la telenovela; pero, por si acaso, el mandatario añadió un matiz: su tercer hijo había muerto, le había dicho su madre.

Más seria era la acusación de que Zapata ejercía como gerente comercial de la empresa china CAMC, a la que el Gobierno había adjudicado contratos de cientos de millones de dólares.

Morales aceptó de mal grado su primera derrota en las urnas el 21 de febrero. Culpó al juego sucio de sus oponentes, responsabilizó a quienes elaboran los sondeos e incluso sugirió que se legisle para controlarlos: puro ajedrez político. Pero sobre todo cargó contra las redes sociales por difundir sus trapos sucios, unas fotos que probaban un encuentro con Gabriela en los carnavales del 2015. Ante ese testimonio, no tuvo más remedio que admitir el encuentro, que explicó como una foto que se sacó con una «cara conocida». A partir de aquí, crece el culebrón.

«Tengo derecho a verlo»

Una tía de Gabriela anunció el sábado que el hijo no estaba muerto. La amante está detenida desde el fin de semana por blanqueo, desvío de dinero público y tráfico de influencias y, para demostrar que no existe riesgo de fuga del país y obtener la libertad provisional, presentó el certificado de nacimiento del hijo que tuvo con Morales como prueba de arraigo. El presidente reaccionó con agilidad: «Pido a la familia de Gabriela que me lo traigan [...]. Tengo derecho a verlo, a conocerlo y a cuidarlo». Y presentó ante el juez de menores una demanda para que el niño le sea presentado en cinco días. Pero los medios colombianos han aireado por qué Evo, soltero, no es lo que se dice un padre responsable.

Francisca Alvarado, madre de su hija mayor, tuvo que pleitear durante años para que Evo reconociera la paternidad de Eva Liz, de 23 años. Con todo, tras el fracaso del referendo, los acólitos de Morales no tardaron en mezclar en la cuestión sucesoria su nombre. Su segundo hijo, Álvaro (21), vivió en absoluta pobreza con su madre, Marisol Peredo, y no tuvo contacto con su padre hasta el 2006, cuando fue elegido presidente.

El tema Zapata, sin embargo, se le complica. Con la ayuda de la directora de Gestión Social, Cristina Choque, también detenida, la examante utilizó el despacho destinado a la primera dama para hacer sus negocios, enviando misivas a nombre del Gobierno para abrirse puertas.

Seguro que en sus brazos quedaría a buen recaudo. Tras el fracaso del referendo, los acólitos de Morales no tardaron en mezclar la cuestión sucesoria con el nombre de su hija mayor, Evaliz.