Evo Morales atribuye su derrota a «una guerra sucia en las redes sociales»

Milagros L. de Guerreño / Colpisa LA HABANA

INTERNACIONAL

MARTIN ALIPAZ | EFE

El presidente boliviano asegura respetar los resultados electorales adversos del referendo, aunque afirma que seguirá luchando

25 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Evo Morales, sonriente y en solitario, aseguró que respeta los resultados electorales adversos del referendo del domingo, donde un 51,3 % de los votantes dijeron no al cambio constitucional que le hubiera permitido aspirar a una nueva reelección para un cuarto mandato. Al aceptar su primera derrota en diez años, el presidente aymara afirmó  que perdió una batalla, «pero no la guerra antiimperialista», y seguirá trabajando, porque un 48,7 % todavía lo apoya. «Aunque ganase el no, no ha acabado la vida de Evo [...], no se va acabar la lucha. Ahora la lucha vuelve con más fuerza», insistió. «Excepto este referendo, todos los hemos ganado. Ahora hemos perdido una batalla, pero [...] con el apoyo de un 50 % que es el voto duro de la revolución democrática», destacó, cuando los sondeos lo situaban en torno al 35 %.

El primer presidente indígena de Bolivia hizo una lectura positiva centrada en lo que le queda de mandato. En su opinión, el Movimiento al Socialismo salió «fortalecido» y cumplirá con una «agenda patriótica», que fijó ambiciosas metas para el desarrollo hasta el 2025. «Puede ser un error aceptarlo [convocar el referendo], pero soy disciplinado socialmente, sindicalmente, porque vengo de ese sector», admitió.

Morales responsabilizó a las redes sociales de influir negativamente en el resultado, al filtrar y difundir los trapos sucios del régimen. «Con tantas mentiras [...] no quiero pensar que las redes sociales son un recolector de basura», se quejó. También atribuyó la derrota a las empresas encuestadoras y sugirió que se legisle para controlar la difusión de noticias y sondeos.

Cambio de estrategia

Evo Morales está obligado a cambiar de estrategia para garantizar que su proyecto político sobreviva más allá del 2020, cuando termine su mandato. El presidente boliviano, que aún mantiene incólume su poder con un dominio pleno del Congreso que le permite continuar con sus reformas, deberá administrar su derrota, recontar daños y buscar, junto con su partido, un discurso que recupere la confianza y busque consensos.

De aquí a las elecciones del 2019 no hay rostros visibles ni en la oposición ni en el oficialismo, que en los próximos meses podría afrontar referendos revocatorios de los gobernadores de Chuquisaca y Potosí. Incluso Morales podría verse ante un revocatorio a mitad de mandato (julio del 2017).