Escepticismo general sobre el alcance del nuevo alto el fuego en la guerra siria

laura fernández palomo AMÁN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

GEORGE OURFALIAN 1 afp

Al Asad siembra dudas al asegurar que intentará reconquistar todo el país. La ONU espera distribuir en 24 horas ayuda al millón de sirios en ciudades asediadas

13 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El texto para contener la violencia en Siria aprobado el jueves en Munich por 15 países, liderados por Rusia y EE.UU., solo menciona «el cese de hostilidades». Incluye excepciones y una fecha: permitirá acciones defensivas, no afectará al Estado Islámico (EI), al Frente Al Nusra ni a otros grupos «terroristas», y entrará en vigor en el plazo de una semana. Por tanto, el escepticismo sobre que traiga consigo una tregua en la guerra es generalizado. Se trata de un acuerdo de mínimos que no asegura el fin de los bombardeos rusos ni que los grupos moderados dejen de ser un objetivo del régimen, como exige la oposición para reactivar las conversaciones de Ginebra, nombradas en el acuerdo. Para enfriar aún más los ánimos, el presidente sirio, Bachar Al Asad, que dice querer negociar, ha adelantado que no detendrá la «guerra contra el terrorismo», que en su lenguaje comprende a todos los insurgentes, y que está dispuesto a reconquistar toda Siria.

Las esperanzas de paz por tanto, son ínfimas, con el temor creciente de los analistas locales a que militantes moderados terminen por aliarse con los grupos extremistas para contener la ofensiva indiscriminada de Rusia y Damasco, que está desplazando a decenas de miles de personas y ha terminado con la vida de 1.382 civiles desde enero, según la Red Siria por los Derechos Humanos. Para saber que el final de la violencia está lejos solo hay que ver que la coalición internacional contra el EI, liderada por EE.UU., tampoco cesará sus intervenciones militares. Y que Arabia Saudí ya ha confirmado un incremento de las operaciones con el envío de tropas a terreno.

El único punto del acuerdo que podría empezar a plasmarse, según la ONU, en el plazo de 24 horas es el reparto de ayuda humanitaria en las ciudades asediadas, donde viven un millón de personas. El pacto del Grupo Internacional de Apoyo a Siria (GIAS), aprobado el jueves, urge al envío por aire de alimentos y productos básicos en la cercada Deir Ez Zour y por tierra en Fouah, Kafraya, Mayada, entre otras rodeadas por todas las partes del conflicto.

Ayer continuaban los bombardeos de Moscú sobre Alepo, Homs y Daraa. La ONU consultará con el régimen y la oposición los mecanismos para sellar treguas sobre el terreno en el plazo de una semana, tiempo que el régimen de Al Asad también podría aprovechar para avanzar hasta la ciudad de Alepo, la estratégica localidad, cuya captura terminaría por romper el frente rebelde en el norte del país.

Al Asad, que reapareció ayer en una entrevista en exclusiva, insiste en la narrativa «antiterrorista» en los mismos términos que hace cinco años y que han resultado ser una profecía autocumplida. «Desde el inicio de la crisis, creímos firmemente en las negociaciones y en la acción política. Sin embargo, negociar no significa detener la guerra contra el terrorismo. Los dos aspectos son indispensables en Siria. El primero es independiente del segundo», manifestó mientras mantiene la ofensiva que lanzó a principios de febrero y bloqueó las negociaciones de Ginebra.

Seguro en su posición, como en 2011, Al Asad deslegitimó a la ONU en lo relativo a los informes que le acusan de crímenes contra la humanidad al estar «politizada». También cargó contra la UE, a la que responsabiliza del éxodo sirio por crear «una cobertura para los terroristas y un embargo contra Siria», explicó antes de afirmar que pedirá ayuda a los gobiernos europeos para que «los sirios vuelvan a sus casas».