Turquía solo abre sus fronteras a los refugiados sirios que están heridos

laura fernández palomo AMÁN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

La mitad de la población que tenía el país antes de la guerra abandonó sus hogares

10 feb 2016 . Actualizado a las 15:33 h.

Por el norte, hacia Turquía, y por el sur, hacia Jordania, la ofensiva del régimen sirio con apoyo de los bombardeos rusos está desplazando a decenas de miles de personas hacia unas fronteras cerradas. Turquía permitió ayer solo el paso de refugiados heridos por Bab al Salameh, pese a que la ONU, como hiciera el lunes la canciller alemana, Angela Merkel, pidiera a Ankara que acoja esta nueva oleada de civiles que escapan de la batalla en Alepo. Alrededor de 40.000 personas están varadas en las puertas en territorio sirio, donde reciben alimento y asistencia humanitaria del país vecino, que echó la llave cuando la UE le pidió frenar el flujo migratorio hacia territorio comunitario.

Turquía ya da refugio a más de 2,5 millones de sirios. En el 2015, junto a exiliados de otras nacionalidades, un millón marcharon hacia Europa y, en lo que va de año, más de 68.000 se han embarcado en una peligrosa travesía, la mayoría, por el Egeo. Que se sepa, 374 personas han perdido la vida en menos de mes y medio. Las estadísticas trágicas no se quedan aquí. Según la ONU, más de la mitad de la población que tenía el país en marzo del 2011, cuando empezó la guerra, se ha visto condenada a abandonar sus hogares. En el camino, en la isla griega de Cos, se mantienen las protestas contra la construcción de un centro de registro de migrantes. El viceministro responsable de Migración heleno, Ioannis Mouzalas, alerta que decenas de miles podrían quedar atrapados en Grecia si se cierra la ruta de los Balcanes en el linde con Macedonia.

La OTAN ha dicho que examinará «muy seriamente» en la reunión ministerial de hoy y mañana su posible participación en el control de la crisis migratoria, a petición de Turquía y Alemania. La Alianza no tiene mandato para vigilar los confines y combatir las redes criminales pero, según parece, la propuesta a estudiar pretende una mejor coordinación entre la guardia costera turca, Grecia y la agencia europea para la protección de las fronteras exteriores, Frontex. «Si concierne a la búsqueda de traficantes en las costas turcas no lo vemos negativamente, lo que sería negativo es si afecta los derechos soberanos del país», se apresuró a señalar el primer ministro griego, Alexis Tsipras, siempre muy cauteloso cuando se trata de movimientos impulsados por el vecino turco.

La OTAN ya reforzó su apoyo militar a Turquía, miembro de la organización desde 1952, con el inicio de otra masiva campaña militar que Rusia lanzó en diciembre contra los rebeldes. Las medidas comprendieron entonces el despliegue de patrullas áreas y un refuerzo de la presencia marítima. Ahora, la intervención de Rusia ha complicado tanto las esperanzas políticas de Ginebra, como la situación humanitaria dentro de Siria, agravada por la reciente embestida militar de Bachar Al Asad en Alepo y Daraa.

Médicos Sin Fronteras (MSF) advierte de que el sistema de salud está siendo perjudicado por los combates en Asas, a 30 kilómetros de la frontera turca, por el constante corte de suministros y personal médico. La organización asegura que los hospitales están cerrando. También en el sur, los bombardeos han impactado en el hospital de Tafas apoyado por MSF, a 12 kilómetros de la frontera jordana, provocando la muerte de tres personas y seis heridos, entre ellos, una enfermera.