Alemania y Turquía piden que la OTAN intervenga en la crisis de los refugiados

Patricia E. Baelo BERLÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

EFE

Dos nuevos naufragios en el mar Egeo dejan al menos 27 muertos, once de ellos niños

09 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Lejos quedan los tiempos en los que el Gobierno alemán criticaba a Recep Tayyip Erdogan por su represión y sus constantes violaciones de los derechos humanos. Ahora que la canciller alemana es vapuleada en casa por acoger a los refugiados, Turquía, la puerta de entrada al continente europeo por tierra, se ha convertido en una pieza clave para poner fin a la grave crisis migratoria. Consciente de ello, Angela Merkel agacha la cabeza ante Ankara, a la que necesita más que nunca.

Sin embargo, tras varios encuentros sin avances, ayer los enemigos acérrimos dieron muestras de unidad inusitada. Alemania y Turquía acordaron proponer que la OTAN intervenga en la gestión de la crisis, luchando contra los traficantes de personas en el mar Egeo. Así lo anunció la canciller tras reunirse en la capital turca con su homólogo, Ahmet Davutoglu. Este será el principal tema en la agenda de la próxima reunión de ministros de Defensa de la Alianza los próximos días 10 y 11. Asimismo, la idea es que la guardia costera turca se coordine mejor con Grecia y la agencia europea para la protección de las fronteras exteriores, Frontex.

«Si queremos poner coto a la migración ilegal debemos estar dispuestos a acoger de forma legal a cierto volumen de migración, especialmente de refugiados sirios», subrayó Merkel al tiempo que abogaba una vez más por un sistema de contingentes. Una solución que genera rechazo entre los vecinos de Europa del este, que como Macedonia, responden levantando más muros. Se trata de posibilitar «un camino hacia Europa, también desde Turquía», apuntó la jefa del Gobierno alemán, adelantando que un grupo de países voluntarios darán los primeros pasos en este sentido.

Pero Ankara ve con escepticismo la doble moral de la Unión Europea, que por un lado le pide que sea solidaria y abra las puertas a los refugiados, y por otro, que le ayude a reducir la cifra de inmigrantes que ingresan al continente europeo. Es más, según el pacto que firmó con Bruselas en noviembre, Ankara debe recibir 3.000 millones de euros a cambio de que blinde su frontera. Para tranquilidad del primer ministro turco, la canciller aseguró que el dinero está disponible y llegará rápido.

Tanto Merkel como Davutoglu condenaron los bombardeos rusos y los ataques de las tropas de Bachar al Asad contra la población en Alepo. Una doble ofensiva que ha desatado una nueva ola de desplazados en los últimos días. Se clacula que entre 30.000 y 45.000 sirios han huido de la violencia y se agolpan a esta hora frente a la frontera turca en condiciones penosas. «No se pueden cerrar los ojos ante la agresión rusa y pensar que Turquía asumirá la carga de cualquier manera», criticó el primer ministro turco. «La agresión debe cesar lo antes posible», exigió la canciller.

Paradójicamente la visita de Merkel a Ankara coincidió ayer con dos nuevos naufragios en el mar Egeo, justo a la altura de la costa occidental de Turquía, que acabaron con la vida de al menos 27 personas, once de ellas niños. Las dos embarcaciones navegaban rumbo a las islas de Grecia, la principal vía de tránsito a Europa por mar.

El papa revela que la canciller se enfadó con él

Las comparaciones son odiosas, reza el proverbio. Y si no que se lo digan a Angela Merkel, que al parecer llamó enfadada al Papa Francisco, después que este trazara un paralelismo entre el Viejo Continente y una mujer estéril, durante el discurso que pronunció en el Parlamento Europeo en noviembre de 2014. «Ella estaba un poco molesta porque yo había comparado a Europa con una mujer estéril, incapaz de tener hijos. Me preguntó si de verdad pensaba que Europa no podría tener hijos y yo le contesté que sí, que podría tenerlos aún, porque tiene raíces sólidas y profundas, porque ha tenido y pude tener un papel fundamental y porque en los momentos más oscuros ha demostrado siempre tener recursos», reveló ayer el pontífice en una entrevista al diario italiano Corriere della Sera.

Este episodio no dejará de ser una anécdota. Sin embargo, la crisis de los refugiados hará historia. El papa, que desde su paso por la isla de Lampedusa se alzó como una de las voces más críticas con la indiferencia en el drama de la inmigración, pide a los líderes europeos «inteligencia», porque a su juicio detrás de la crisis se esconde «el terrible y enorme problema del terrorismo». Francisco es a menudo muy crítico con las instituciones europeas La semana pasada en una entrevista con el periódico en línea Asia Times, después de elogiar el dinamismo chino, tildó a Europa de «abuela».