Merkel y Hollande preparan un frente común para evitar el cisma en la UE

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

PASCAL ROSSIGNOL | Reuters

La cumpre de los días 18 y 19 tendrá sobre la mesa dos desafíos que amenazan el proyecto europeo: la negociación con el Reino Unido y la inmigración

07 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Estrasburgo suplirá hoy a Bruselas como principal escenario de negociación entre la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande. Los dos paladines del eje franco-alemán tratarán, a invitación del presidente de la Eurocámara Martin Schulz, de dejar sus diferencias ideológicas a un lado para volver a tomar las riendas de una Unión dividida, desorientada y hundida

Se acerca la cumbre de los días 18 y 19. Sobre la mesa se plantarán dos desafíos que amenazan con echar al traste el proyecto europeo: La negociación con el Reino Unido y la inmigración. El diálogo entre las dos mayores potencias del continente es más necesario que nunca. Y no solo por esos retos inmediatos. Tarde o temprano, los vuelcos de Gobierno en los países del sur y las tensiones geopolíticas abrirán las puertas a nuevas contiendas. 

El acuerdo sobre el nuevo estatus que se le ofrecerá a Londres a cambio de permanecer en la UE  parece encarrilado, pero subyacen dudas en algunas capitales. Las posturas de Berlín y París no difieren mucho pero Francia reclama que el Reino Unido no pueda vetar progresos en la integración de la zona euro. Hollande necesita la garantía de que a los bancos de la City se les exigirán las mismas condiciones que a sus pares continentales. 

El texto también tiene que ser lo suficientemente flexible para que Cameron lo pueda vender en casa a los suyos antes de celebrar el referendo de permanencia. No está nada claro que el nuevo pacto sea suficiente para cubrir la grieta abierta entre el Reino Unido y sus socios.

Mediterráneo 

Los ojos de Merkel siguen fijos en el sur. El flujo de refugiados no cesa. Más de 62.000 han entrado por Grecia en lo que va de año y la crisis siria empeora. La UE se resquebraja de norte a sur por la nefasta gestión de la crisis migratoria: «Debemos proteger nuestras fronteras exteriores porque queremos mantener Schengen», redobló ayer la presión sobre las autoridades helenas.

Austria, Holanda, Suecia, Hungría... Todos apuntan a Atenas y culpan a su desidia de precipitar la reintroducción de fronteras internas en el espacio de libre circulación. Francia se une a las llamadas de atención, pero apunta también a Ankara, a la que exige cortar el flujo de migrantes a cambio de los 3.000 millones comprometidos.