El pacto entre Bruselas y Londres se tambalea

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Algunos socios tienen dudas de que el Tribunal de Justicia Europeo pueda darle el visto bueno

05 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La fórmula ideada por Bruselas para acomodar al Reino Unido en la Unión Europea se encuentra contra las cuerdas solo cuatro días después de hacerse pública. Expertos de los países miembro y de las instituciones europeas analizan y negocian hoy la letra pequeña de un acuerdo que despierta dudas sobre su encaje legal. La ecuación resuelta de forma ambigua por el presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, no convence. En la picota se encuentra el polémico freno de emergencia a la inmigración y las concesiones en la gobernanza económica que se han ofrecido al primer ministro británico.

¿Por qué despierta recelo el freno de emergencia?

A pesar de que ningún país está mostrando apetito por boicotear el mecanismo ideado para que Londres pueda reducir en circunstancias «excepcionales» la presión migratoria sobre sus servicios sociales por un período de hasta cuatro años, su naturaleza genera dudas. Los países del este y algunos centroeuropeos creen que en los términos actuales, privar del derecho a paro o asistencia social a un trabajador europeo durante un período determinado de tiempo es discriminatorio y por lo tanto violaría los Tratados europeos. España no ha dado por el momento muestras de plantar batalla a Londres a pesar de que la medida podría afectar a los miles de jóvenes que cada año van al Reino Unido a trabajar.

¿Cumple Londres los criterios para activarlo?

Bruselas, que debe valorar la activación del freno de emergencia británico, considera que sí. Certifica que los servicios sociales del Reino Unido están expuestos a una presión excepcional que hace peligrar la sostenibilidad del sistema. Lo que no aclara la Comisión es sobre qué estudios o datos han trabajado para llegar a esa conclusión. Juncker ni siquiera ha hecho públicos los criterios de evaluación. La decisión, arbitraria y poco transparente, ha dejado estupefactos a muchos Gobiernos y a los propios funcionarios europeos.

¿Por qué Francia recela de las concesiones fuera del euro?

París se muestra dispuesto a sacar adelante el acuerdo pero no a cualquier precio. El Gobierno francés está preocupado por el capítulo de la gobernanza económica. De nuevo la letra de la oferta es tan difusa que deja la puerta abierta a maniobras en la sombra. Francia teme que esa ambigüedad permita al Reino Unido vetar el proceso de integración de la eurozona o ralentizar la toma de decisiones. Está por ver si los bancos de la City podrían esquivar obligaciones que sí tendrían sus pares europeos con esta oferta.

¿Quién tendrá la última palabra?

Sea cual sea el acuerdo que alcance Cameron con los otros líderes de la UE en la cumbre de los próximos 18 y 19, e independientemente de que los británicos decidan quedarse, será el Tribunal de Justicia de la UE el que determine si el nuevo acomodo del Reino Unido cumple con los Tratados. Fuentes cercanas a la negociación creen que no lo hace.