Irán acusa a Arabia Saudí de atacar su embajada en Yemen

Laura Fernández Palomo AMÁN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

YAHYA ARHAB | Efe

El Gobierno iraní asegura que varios aviones de guerra han causado varios heridos entre su personal

08 ene 2016 . Actualizado a las 01:54 h.

Irán y Arabia Saudí también libran parte de su guerra por el dominio de la región en Yemen. Los primeros, apoyando la rebelión antigubernamental de los hutíes, cercanos a la confesión chií del país persa; los segundos, encabezando una coalición militar que desde marzo contiene a la oposición mediante bombardeos para mantener al presidente afín, Abdo Rabbo Mansur Hadi.

Y ayer, desde el país más pobre de la península arábiga, se levantó un nuevo muro en la crisis diplomática que desde este domingo ha dejado suspendidas las relaciones entre las dos potencias islámicas. Irán acusó a la monarquía saudí de atacar y provocar daños a su embajada en Yemen y, en un paso más de su distanciamiento, prohibió la entrada de productos saudíes en el país.

A última hora de la noche, las contradicciones de lo que se interpreta como la clásica propaganda en los dos países seguían arrojando interrogantes sobre lo ocurrido. Irán hacía referencia al impacto de proyectiles en una zona colindante y Arabia Saudí negó la acusación. Aun así, Teherán está dispuesto a seguir el tema «por vías legales e internacionales». Su viceministro de Exteriores, Huseín Amir Abdolahian, asegura que entregará un informe a Naciones Unidas con los detalles del ataque a la sede diplomática en la capital, Saná. «Por desgracia, en el transcurso de los ataques, un cohete ha caído cerca de nuestra embajada y uno de nuestros guardias ha resultado gravemente herido», explicó Abdolahian.

Horas después, Riad se desvinculaba de «una operación en los alrededores o cercanías de la Embajada», según la agencia oficial saudí, SPA, que añadía que las investigaciones «confirman la mentira de dichas acusaciones». El Washington Post se hacía eco de las declaraciones de residentes, que aseguran que no perciben ningún daño en el edificio oficial iraní. El rotativo estadounidense destacó las observaciones de un guardia que habla bajo anonimato para sostener que «nada ocurrió» en la embajada.

Lo único que deja claro este nuevo choque entre las dos teocracias de Oriente Medio es la rivalidad por garantizarse la preponderancia geopolítica, que ha adquirido una nueva dimensión desde que, el pasado 2 de enero, el reino petrolero ejecutara al conocido líder chií Nimr al Nimr, a lo que siguió una serie de ataques contra dos sedes diplomáticas en Irán y, en respuesta, a la ruptura oficial de relaciones por parte de Arabia Saudí. «Lamentamos que se haya convertido en un escándalo político un acto involuntario de unas pocas personas», declaró ayer Abdolahian sobre el asalto.

El alejamiento diplomático de Riad arrastró el posicionamiento de varias monarquías suníes, como Baréin, Sudán, Kuwait o Emiratos Árabes Unidos, con diferente grado de distanciamiento, a las que ayer se unió Somalia.

Estos días Teherán ha intentado mantener un perfil bajo, presumiblemente por el avance de las negociaciones nucleares que le sacarán del ostracismo y las sanciones comerciales en un futuro próximo. Pero ayer se mostró más contundente y manifestó que se reserva «el derecho de defender sus derechos».