El ayatolá iraní advierte que Arabia Saudí sufrirá una «venganza divina»

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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Riad anuncia que rompe relaciones diplomáticas con Teherán mientras aumenta la tensión entre chiíes y suníes

04 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El guía supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenéi, condenó el domingo la ejecución del clérigo chií Nimr Baqer al Nimr y afirmó que Arabia Saudí sufrirá «la venganza divina». Riad respondió con la ruptura de relaciones diplomáticas con Teherán, mientras la tensión seguía el domingo en aumento en varios países musulmanes.

«La sangre injustamente derramada de este mártir tendrá pronto consecuencias», avisó Jamenéi al predicar otros clérigos en Teherán. «La mano divina lo vengará de los dirigentes saudíes», añadió, según su web oficial. La ejecución de Al Nimr desencadenó protestas que acabaron con el incendio de la embajada y el consulado saudíes en Teherán y Mashhad, por lo que fueron detenidos 40 sospechosos. Los actos violentos fueron condenados por el presidente iraní, Hasán Rohaní, que los considera injustificables, y por la Liga Árabe.

Varias ciudades de Baréin registraron el domingo el segundo día de protestas, que acabaron con violentos enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas de seguridad. Hay decenas de heridos por perdigones y gases lacrimógenos en las protestas que comenzaron el sábado, según constató Efe, y varios detenidos.

En Irak, a la condena de líderes chiíes, incluido el ayatolá Alí al Sistani, que la calificó de «agresión», se une la del primer ministro, Haidar al Abadi, quien además expresó su preocupación por la «influencia en la seguridad y la estabilidad de la región» que podría tener lo que calificó como violación de los derechos humanos, protegidos por la sharia. El grupo chií Asaib Ahl al Haq (Liga de los Justos) pidió a las autoridades iraquíes que respondan con la ejecución de los condenados por terrorismo saudíes y extranjeros por terrorismo.

En Yemen, los chiíes hutíes, contra quienes Arabia Saudí interviene militarmente liderando los bombardeos de una coalición suní, tildó la actuación de Riad de «crimen atroz». El Consejo Político de los hutíes valoró la ejecución «en el contexto de las políticas imprudentes en la zona» del Gobierno saudí y teme que pueda agravar la intensidad del conflicto.

En el Líbano, el líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, acusó a la familia Al Saud de haber desvelado su «verdadera cara takfirí [suní radical]» y vaticinó «repercusiones en el mundo y más allá».

Ruptura de relaciones

El ministro de Exteriores saudí, Adel al Jubeir anunció el domingo la ruptura de las relaciones diplomáticas con Irán, a raíz de la irrupción de manifestantes en su embajada en Teherán en medio de las protestas contra la ejecución de Al Nimr. Al Jubeir subrayó, además, que todos los diplomáticos iraníes deben dejar Arabia Saudí en un plazo de 48 horas. El canciller denunció «las injerencias negativas y agresivas de Irán en los asuntos árabes, que provocan con frecuencia daños».

La ejecución de Al Nimr elevó, desde el pacto nuclear entre Irán y Occidente la tensión entre Teherán y Riad, que teme más que nunca perder su influencia en la región. En noviembre aún parecía posible un mínimo entendimiento entre las potencias rivales suní y chií, cuando ambos países se sentaron a dialogar sobre Siria en Viena, donde se acordó una hoja de ruta sin que Riad y Teherán se bloquearan entre sí.