División en la UE por las cesiones a Turquía ante la crisis de refugiados

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRESULAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

ROBERT ATANASOVSKI | AFP

Alemania presiona a los socios para que se avengan a facilitar la adhesión

28 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Antes ignorada y ahora deseada. Turquía vuelve a ser cortejada por la Unión Europea tras décadas llamando a sus puertas sin respuesta. ¿Quién le iba a decir a Ankara que después de tan larga espera y sucesivos esquinazos de sus vecinos occidentales, Berlín sería el principal promotor de su adhesión?

La decisión de apoyar las demandas de Turquía no es gratuita. La UE, y muy especialmente Alemania, siguen desbordadas por la peor crisis de refugiados que ha vivido el continente desde la Segunda Guerra Mundial. Berlín estima que a lo largo del 2015 han llegado a su territorio unos 945.000 desplazados, 145.000 más de lo que había previsto, y todavía no ha acabado el año. Contra todo pronóstico, ni el frío, ni el hambre ni el miedo frenan el flujo de refugiados. 

Angela Merkel solo encuentra una posible solución para evitar que el país se vea desbordado y que la tensión estalle en la región de los Balcanes, por donde se adentran la mayoría. Pasa por negociar con el socio turco cómo frenar el flujo de migrantes a través de un Plan de Acción que se sellará mañana en Bruselas. Turquía ya acoge en su territorio a más de dos millones de refugiados, buena parte ellos sirios. También ha sido la puerta de entrada al continente europeo para otros 700.000 que este año cruzaron desde su costa a las islas griegas tratando de poner rumbo a los países del norte de la UE.

Berlín está dispuesta a capitular y ceder a las exigencias políticas y financieras de Ankara a cambio de taponar el paso a los migrantes. ¿Qué promueve? Un impulso definitivo en el proceso de adhesión y acelerar el calendario para la liberalización de visados con el país vecino. No todos son favorables. Y una vez más, la UE se parte en dos. Ni Chipre ni Grecia quieren ceder y abrir capítulos de las negociaciones hasta que Turquía retire sus tropas de la parte norte de la isla. «Necesitamos el acuerdo todos. Vamos a defender esta postura ante Chipre», prometió el mes pasado Merkel ante el presidente turco, Tayyip Erdogan. Pero existen muchas reticencias políticas. Países como Hungría o Polonia no están de acuerdo con la oferta financiera a Ankara (3.000 millones de euros). El Gobierno chipriota pone el grito en el cielo por la intención de sus socios de acelerar el trabajo sobre varios capítulos de la adhesión, entre ellos el 23 y 24 que abordan temas como la  justicia, las libertades, la seguridad y los derechos humanos, cuestiones muy controvertidas para el Gobierno turco al que se le acusa de autoritarismo.

La incómoda posición en la que ha puesto a sus socios de la OTAN tras el derribo del avión ruso y la reciente encarcelación de dos periodistas ha añadido gasolina al debate. «Refuerza la postura de los críticos, quienes argumentan que se les estaría premiando cuando no lo merecen», reconocía ayer una fuente diplomática. Pero la UE tiene las manos atadas. Necesita contar con Ankara. Los socios están «resignados», según fuentes de la negociación que anuncian la apertura del capítulo de políticas económicas y monetarias a mediados de diciembre. ¿A qué se compromete Turquía a cambio? No está claro del todo. Todos esperan que el domingo defina mejor sus compromisos.

Seis niños más para las estadísticas

Al menos seis niños murieron ayer al naufragar los barcos en los que viajaban en el Egeo, frente a la costa turca, informó la agencia de noticias Anadolu. Un barco que se dirigía desde las costas de Turquía hacia la isla griega de Lesbos se hundió con 55 personas a bordo, informó la agencia. Cuatro niños se ahogaron y 51 personas fueron rescatadas. Otros dos pequeños murieron ahogados en las cercanías de la localidad costera de Bodrum, situado en el oeste de Turquía. El barco, con 17 personas a bordo, zozobró en su travesía a la isla de Cos. Pudieron ser rescatadas 15 personas.