Rusia despliega misiles cerca de Turquía y prepara represalias

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

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El piloto superviviente niega que violara espacio turco y que se le advirtiera

26 nov 2015 . Actualizado a las 08:30 h.

Rusia no rebajó ayer el tono belicoso contra Turquía, más aún lo elevó un grado más al acercar a Turquía un sofisticada batería de misiles. Una amenaza clara que deja patente la irritación del Kremlin. El general Serguéi Rudskoi, del Estado Mayor ruso, dejó claro que a partir de ahora «cualquier objetivo que consideremos potencialmente peligroso será destruido».

El despliegue de misiles de defensa aérea S-400 -capaces de derribar objetivos aéreos a una distancia de 250 kilómetros- en la base militar de Hmeymim, a menos de cincuenta kilómetros de la frontera turca, completa las medidas tomadas la noche del martes por el Estado Mayor: la presencia del acorazado Moskva -armado con el sistema de defensa antiaérea Fort- frente a la costa de Latakia y escuadrones de acompañamiento en las misiones aéreas. Todo un arsenal para garantizar que sus cazas vuelve sanos y salvos a la base tras atacar posiciones del Estado Islámico, según Moscú, o también a grupos opositores a Bachar al Asad, como denuncian Estados Unidos, Europa y Turquía.

Pese al intento del Gobierno de Ankara de rebajar la tensión y a sus disculpas, Putin siguió fustigando a Recep Tayip Erdogan. Primero le acusó de llevar años promoviendo una «islamización» de su país y apoyando a las corrientes religiosas más radicales. Después enunció el primero de los castigos que le esperan y que apuntan al sector turístico, tras el llamamiento de Putin a los ciudadanos rusos para que boicoteen las playas turcas. Falta por saber cuál será el impacto de la ruptura de relaciones en el sector económico y comercial. Rusia es después de Alemania el principal socio comercial de Turquía, además de la dependencia total que tiene del petróleo y gas rusos.

La versión del piloto

Moscú insiste en que sus cazas no violaron el espacio aéreo turco. Siguiendo esa tesis el segundo piloto del Su-24 abatido, Konstantin Murakhtin -rescatado ayer de madrugada por fuerzas rusas y sirias- negó que el aparato hubiera violado el espacio aéreo turco «ni siquiera durante un segundo», subrayando que él y sus compañeros conocen la zona «como la palma de la mano» ante un grupo de periodistas rusos en la base de Hmeymin.

También aseguró que «no hubo una advertencia, ni por contacto radio ni visual». «Si [el caza turco] hubiera querido advertirnos, habrían podido mostrarse volando en paralelo a nosotros. No hubo nada de eso» añadió.

El ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, llegó a acusar a Ankara de que el derribo del Su-24 «parece una provocación planeada». Los turcos «estaban esperando, al acecho, y buscaban un pretexto», subrayó tras una conversación telefónica con su homólogo turco, Mevlut Cavusoglu, su primer contacto tras cancelar su visita al país. No obstante, Lavrov aseguró «no planeamos ir a una guerra con Turquía. Eso sí, Moscú va a «reevaluar seriamente» su relación bilateral.

El jefe de la diplomacia rusa saludó la iniciativa de cerrar la frontera entre Turquía y Siria para evitar el flujo de combatientes y su financiación, propuesta el martes por François Hollande a Barack Obama. El presidente francés se reúne hoy en Moscú con Putin. Inevitable la cita se verá afectada por el incidente aéreo, lo que podría echar por tierra los planes franceses de crear una coalición única contra el yihadismo.

Ultras rusos apedrean la embajada turca en Moscú

Cientos de personas, convocados por el ultranacionalista Partido Liberal Democrático, se concentraron ayer ante la Embajada de Turquía en Moscú y lanzaron contra ella piedras, botellas, latas de pintura, huevos, tomates y aviones de papel. Los manifestantes, en su gran mayoría jóvenes de entre 20 y 30 años, rompieron varias ventanas de la sede diplomática, corearon lemas contra el presidente turco y exhiban pancartas con los lemas: «Erdogan asesino», «Turquía, te vas a quedar sin gas» o «Puñalada por la espalda» (la expresión que usó Putin). La policía les pidió que se disolvieran, pero no intervino para dispersarlos.