Berlín justifica este giro en su estrategia exterior para defender a Estonia, Letonia y Lituania de la amenaza de Rusia
22 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Algo está cambiando en la política exterior y defensiva del Gobierno alemán. Primero, el Consejo de ministros aprobó la semana pasada el uso de la fuerza en la misión naval europea para detener a los traficantes de personas en el Mediterráneo. Después, llegaron los rumores de un proyecto de ley por el que, a partir del 2016, la primera economía europea exportaría más armas a países en conflicto. Y ahora, por primera vez desde que estalló el conflicto en Ucrania, los cazabombarderos germanos patrullan el espacio aéreo sobre el mar Báltico equipados con armamento de guerra.
La intención no es provocar a Moscú, sino «estar a la altura», según dijo el inspector general de las fuerzas armadas alemanas a la agencia DPA. Karl Müllner asegura que es una respuesta a la necesidad de proteger a los países bálticos de Estonia, Lituania y Letonia de la amenaza que constituye Rusia. Al menos así lo ha interpretado el Ejecutivo de Angela Merkel, que ha decidido por ello equipar cada uno de sus cinco Eurofighter estacionados en la base estonia de Ämari con un cañón, misiles de corto alcance con rayos infrarrojos, misiles de medio alcance guiados por radar y un sistema electrónico de defensa.
«Ahora mostramos nuestra carga bélica porque otros también la muestran», apuntó Müllner. Pero los otros también tienen planes. Moscú prepara entretanto construir una base militar en la vecina Bielorrusa (la primera desde tiempos de la extinta Unión Soviética) de aquí al 2016.
La oposición alemana no ha tardado a reaccionar al blindaje de los cazas en el Báltico. La vicepresidenta de La Izquierda, Sahra Wagenknecht, aseguró que solo servirá para acercar la amenaza de guerra a Europa. Para colmo, los Eurofighter (que ya han presentado fallos en su sistema de batería y podrían incluso tener un radar defectuoso) dan fe del mal estado en que se encuentra la flota del Ejército alemán, hasta el punto de reducir considerablemente su capacidad defensiva. Mientras la ministra de Defensa, Ursula von der Leyen, trabaja contrarreloj para reformar el equipamiento del Bundeswehr, cada vez son más las voces que critican la poca implicación de Alemania en asuntos de política internacional.