El bloqueo de los trenes arroja a los refugiados a las redes de los traficantes

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La policía húngara impide desde este martes que centenares de personas llegadas de zonas de conflicto de Oriente Medio embarquen en un tren rumbo a Austria y Alemania

02 sep 2015 . Actualizado a las 14:26 h.

Unos 800 euros por persona por llegar a Alemania o al menos 500 euros por alcanzar la frontera con Austria, estas son algunas de la tarifas que los traficantes de personas hacen a los centenares de refugiados encallados en Budapest, que dudan si acudir a ellos para salir del país. La policía húngara impide desde ayer que centenares de refugiados llegados de zonas de conflicto de Oriente Medio embarquen en un tren rumbo a Austria y Alemania, algo que sí permitieron el lunes.

«Los traficantes están por aquí ofreciendo viajes a Alemania, dando vueltas», explica Nouhamed Saeed, un sirio de Latakia que cuenta que abandonó su país ante una orden de detención en su contra del régimen de Bachar al Asad por participar en una protesta. «Somos un grupo de cuatro personas y nos pidieron 2.500 euros por llegar a Alemania. Era una oferta por ir en grupo, de forma individual exigen unos 800 euros», explica este universitario de 24 años.

«Tengo unos amigos que viajaron esta semana y ya están en Alemania. Es un riesgo pero es el único camino que tenemos», agrega mientras carga su teléfono en los enchufes de un generador portátil de un grupo de voluntarios. También afirma que ha sabido de otras experiencias, de casos de traficantes que cobraron a algunos refugiados y después los dejaron abandonados en una carretera húngara sin llegar a su destino.

«No tenemos dinero, nos quedan en total unos 500 euros, así que esperaremos unos días. Si no iremos andando hasta Austria y desde allí tomaremos un tren», expone. El gran riesgo es que por el camino la policía magiar les pare y les tome las huellas dactilares, lo que podría dificultar su solicitud de asilo en Alemania.

Pese a la muerte por asfixia de 71 refugiados sirios en un camión abandonado la semana pasada en una autopista en el este de Austria, Nouhamed Saeed considera que el papel de los traficantes no es negativo. «Si no hubiera sido por los traficantes no hubiéramos llegado aquí. Si no nos permiten viajar, ellos son la única alternativa que queda, las cosas son así», recalca.

Otro joven sirio, Ahmed, que viaja con toda su familia, de 22 miembros en total, explica que las tarifas exigidas son inaccesibles para ellos. «Nos pedía 500 euros por cada uno de nosotros para ir a Austria y uno tampoco puede estar seguro de que vaya a llegar», explicó entre la multitud que protestaba hoy ante la estación. «El viaje con traficantes siempre es peligroso», declaró, para recordar que uno de ellos robó con una pistola a uno de sus amigos todo el dinero que llevaba.

Ahmed seguirá esperando delante de la estación hasta que pueda seguir hacia Alemania, entre otras cosas porque los billetes que han comprado se pueden emplear hasta mediados de septiembre, y confía que hasta entonces se desbloquee la situación. «Si dejaran subir sólo a cien personas a cada tren, todo se tranquilizaría», opinó.

Los activistas húngaros de MigrationAid que ofrecen bienes de primera necesidad y asistencia sanitaria también han detectado un aumento de las ofertas de los traficantes. «Los traficantes se aprovechan de la situación y están cada vez más activos», con tarifas de entre 500 y 1.000 euros por un viaje de una persona hasta Austria, según Zsuzsanna Zsóhár, coordinadora de esa red de ayuda.

Zsóhár indicó que no pueden hacer otra cosa que aconsejar a los recién llegados que vayan a los campamentos de acogida que las autoridades les asignan, ya que así contarían con documentos que les permite circular por el país. 

Hasta ahora no se ha dado una explicación clara de por qué las autoridades húngaras permitieron embarcar a más de 3.600 personas el lunes con destino a Alemania. El Gobierno húngaro defiende que con la actual prohibición solo cumple con sus compromisos con el espacio Schengen, como el de no permitir que personas de terceros países sin el correspondiente visado puedan acceder a medios de transporte internacionales.

Hungría es el primer miembro del espacio Schengen en la ruta de los Balcanes, que empieza en Grecia y por la que más de 150.000 personas han llegado al país centroeuropeo en lo que va de año.