Alemania, la UE y los refugiados

INTERNACIONAL

ROBERT MICHAEL | afp

A pesar de los incendios de albergues de refugiados, las encuestas insisten en que solo una minoría quiere limitar el derecho de asilo

30 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La prensa alemana ha decidido salir en apoyo de la canciller Angela Merkel en su campaña contra los ataques xenófobos. Las dos cosas, el que la conservadora Merkel fuese tan dura con los que critican la tradición alemana de «puertas abiertas», y el que la prensa renuncie a jugar la carta populista, revelan hasta qué punto este asunto se considera central para la imagen que Alemania tiene de sí misma como democracia. De hecho, y a pesar de los incendios de albergues para los refugiados y las manifestaciones antiinmigración de estos días, lo cierto es que las encuestas insisten en que solo una minoría quiere un cambio en la legislación para limitar el derecho de asilo.

El problema al que se enfrenta Merkel en su cuestión de principios no es el principio mismo, por tanto, sino las comparaciones. Dejando al margen a los que pegan fuego a los albergues, para la mayoría de los alemanes que se muestran críticos con la política de asilo el problema se plantea más bien términos parecidos al de Grecia y el euro. Cuando en junio pasado la Unión Europea propuso un sistema de cuotas para distribuir entre los estados miembros a 40.000 refugiados que habían llegado a las costas de Grecia e Italia, países como Gran Bretaña o España torcieron el gesto. Y eso que se trata solo de acoger unos pocos miles. Mientras tanto, Alemania se preparaba para recibir a 400.000. Y ahora ha revisado la cifra al alza: 800.000. Es este agravio comparativo el que irrita a muchos alemanes, y en eso al menos hay que reconocer que tienen razón. Desgraciadamente, la Unión no tiene ni idea de cómo convencer a los socios europeos para que ayuden a repartir mejor la carga.

De momento, Merkel no tiene que temer por su popularidad. A diferencia de lo que sucede en otros países europeos, la extrema derecha alemana es muy débil, a pesar de que se hable tanto de ella. Sí podría ocurrir que, si la crisis griega vuelve a agravarse o se producen otras turbulencias en el seno de la Unión, cobre fuerza un antieuropeísmo alemán que erosione algo a la derecha que representa Merkel, pero incluso eso es ahora mismo poco probable. El verdadero problema puede surgir a nivel de las regiones, que es al que se produce la acogida de los refugiados. Y sería por razones más bien prácticas. Absorber a casi un millón de refugiados en pocos meses no es algo que pueda hacerse sin roces, y los políticos federales están más expuestos a la opinión pública. Algunos ya han empezado a alzar la voz. Aunque Merkel tenga ahora a la prensa de su lado, es difícil que el debate no se acabe abriendo, antes o después.