Las casas de empeño florecen en Grecia

dpa

INTERNACIONAL

LOUISA GOULIAMAKI | AFP

A pesar de que el acceso al dinero en efectivo está restringido, en esta clase de negocios parece que los billetes no faltan

07 jul 2015 . Actualizado a las 19:27 h.

Las casas de empeño han encontrado en Grecia su peculiar auge. Hasta no hace mucho tiempo este tipo de tiendas no era popular en Atenas, pero en estos últimos días han florecido y se las encuentra en casi todos los barrios de la capital griega. Reciben joyas, oro y demás objetos de valor a cambio de una suma pactada en el momento.

Mientras la población apenas puede acceder a sus fondos en los cajeros a raíz del cierre de los bancos dispuesto por el gobierno en el marco de las negociaciones por la crisis de deuda, en las casas de empeño el efectivo no parece faltar. En la ciudad circula la sospecha de que no todos los negocios deben ser legales y que parte de esas tiendas debe estar vinculada al lavado de dinero.

Es la explicación que intentan hallar muchas de las personas que ven que allí no falta ese bien tan preciado y escaso en este momento: los billetes. 

Estos días la población no puede extraer más de 60 euros al día, según la cifra dispuesta por el gobierno para evitar una fuga de capitales. Sin embargo, lo que en un primer momento podría parecer desesperante, se ve apuntalado por el uso de las tarjetas. La subsistencia de la población no depende únicamente de esa suma en efectivo. La mayor parte de los gastos, ya sean las compras en el supermercado o las adquisiciones en grandes tiendas, pueden ser pagados con tarjeta de crédito o de débito. El sistema funciona sin problemas, salvo en las gasolineras, donde suele colgar un cartel diciendo «Oxi kartes» (sin pago de tarjeta). Los empleados se acercan a los conductores para explicar que «el sistema de tarjeta presenta defectos».

Algunos sectores han calculado para cuánto tiempo alcanzan sus reservas. La gasolina debería bastar como mínimo para cubrir el abastecimiento de los próximo cuatro meses, apuntaron las empresas del rubro.

Las estanterías de los supermercados también están llenas. «No puedo quejarme», comenta un carnicero de Atenas. «Tuve buenas ventas. Al parecer muchos han querido llenar sus neveras con ciertas reservas». De todos modos, la ciudad no registra olas de grandes compras por temor a un posible desabastecimiento. 

Sí reina cierta preocupación en lo referido a la carne y a los productos lácteos, ya que son consumos en gran parte importados, al igual que el alimento para animales. Como actualmente las importaciones deben contar con una autorización especial porque los giros al exterior en líneas generales no están permitidos, podría haber momentos de cierta escasez.

Otro sector vital en el país es el turismo, que por ahora no se ha visto acorralado. Las disposiciones que restringen el acceso a efectivo de la población griega no tienen vigencia para los turistas, que tampoco notan ninguna falta en las opíparas mesas de sus desayunos vacacionales.

No obstante la evolución de la situación, para todos, dependerá de las inminentes negociaciones entre el gobierno de Alexis Tsipras y sus acreedores internacionales, ya que la banca, ahora cerrada para evitar la fuga de capitales tras el retiro masivo de dinero a fines de junio, se está sosteniendo por los créditos de emergencia otorgados por el Banco Central Europeo (BCE).

Este lunes el BCE anunció que por el momento no aumentará este respaldo de emergencia, con lo cual la continuidad de la banca griega dependerá de las decisiones que se tomen en los próximos días.

Mientras tanto, los griegos se manejan con los 60 euros diarios, sus tarjetas y, en tantos casos, con los ahorros que extrajeron a tiempo de sus cuentas y conservan en escondites en sus casas, ya sea en el jardín, en la nevera o entre los trastes del garaje.