Diferencias irreconciliables en torno a Venezuela entre la UE y la Celac

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Javier Lizón | EFE

Correa califica de ridículas las sanciones que EE.UU. quiere imponer a Caracas

11 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La ausencia del líder venezolano, Nicolás Maduro, en la cumbre de líderes europeos, latinoamericanos y caribeños que se celebra estos días en Bruselas,  eclipsó ayer la cita entre los dirigentes de uno y otro lado del Atlántico. Ni los lazos políticos ni los intereses comerciales han despertado tanto interés como la enorme distancia que separa a la UE y a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en torno a la crisis política que sufre Venezuela desde el inicio de las revueltas en el 2014 contra el  régimen de Maduro.

A pesar de la «gran sintonía» que la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, percibe en sus relaciones con los socios americanos, la UE sigue considerando «inaceptables» las detenciones arbitrarias de opositores políticos y manifestantes. Se niega a condenar en las conclusiones de la cumbre, tal y como le pide la Celac, la reciente maniobra del presidente estadounidense, Barak Obama, quien anunció sanciones unilaterales contra el país sudamericano tras considerarlo por decreto «un peligro para la seguridad nacional». El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, fue especialmente duro con el hostigamiento de Washington y la alineación europea: «Es un argumento ridículo y viola el derecho internacional [?]. Rechazamos y pedimos la derogación de esa orden ejecutiva de Obama y exigimos que se respete el derecho soberano de los países», manifestó ayer al inicio de la reunión que presidió en nombre de las delegaciones americanas.

Mariano Rajoy trató de esquivar el tema tras la polémica salida del expresidente Felipe González de Venezuela: «Me gustaría que la visita sirviera para poner de relieve que hay que seguir trabajando para conseguir para los venezolanos los mismos derechos que para los demás», aseguró en la cumbre a la que tampoco acudieron la presidenta argentina, Cristina Fernández, ni el líder cubano, Raúl Castro.

La ausencia del mandatario caribeño no impidió que el presidente del Consejo, Donald Tusk, felicitase los progresos de Cuba para normalizar las relaciones con la UE: «Apoyamos el proceso de modernización y estamos comprometidos con las negociaciones para un acuerdo de diálogo político y de cooperación», indicó el polaco. La Habana irradia optimismo: «Estamos en un momento en el que se aprecia que hay mayor voluntad política por parte de los países europeos para tener un diálogo de respeto, no discriminatorio», admitió el vicepresidente cubano, Miguel Díaz-Canel. Correa se sumó a las felicitaciones: «Celebramos el triunfo de la dignidad y soberanía del pueblo cubano y el restablecimiento de sus relaciones diplomáticas», aunque pidió a Estados Unidos que levante el «inhumano e ilegal» bloqueo que todavía sufre la isla.

Y entre los mensajes que lanzó, uno también muy destacable, el enviado al presidente colombiano Juan Manuel Santos: «Apoyaremos sus esfuerzos para que se logre una paz duradera», aseguró. En concreto, corroboró que «la Unión Europea pondrá en marcha un fondo para apoyar las acciones posconflicto en el país».