Francia homenajea en el Panteón a cuatro miembros de la Resistencia

Carlos Abascal / EFE PARÍS

INTERNACIONAL

REMY DE LA MAUVINIERE | EFE

Las cenizas de los héroes contra la ocupación nazi entraron hoy en la cripta, en una solemne ceremonia oficiada por François Hollande

27 may 2015 . Actualizado a las 22:22 h.

Las cenizas de cuatro héroes de la Resistencia francesa contra la ocupación nazi entraron hoy en la cripta del Panteón de París, en una solemne ceremonia oficiada por el presidente francés, François Hollande, ante el templo laico de la República.

A Germaine Tillion, Pierre Brossolette, Geneviève de Gaulle-Anthonioz y Jean Zay les ligaba su militancia democrática en la Francia ocupada de la Segunda Guerra Mundial y, a partir de hoy, Día Nacional de la Resistencia, el honor de reposar junto a los 73 nombres ilustres que desde 1791 alberga la cripta.

PHILIPPE WOJAZER | EFE

Sus cuatro biografías, que encarnan el espíritu de la Resistencia frente a la Ocupación y la sumisión, «constituyen el rostro de la República», subrayó Hollande.

«Admirables sin haber querido ser admirados, reconocidos sin haberlo buscado, célebres sin haber imaginado la celebridad», los nuevos inquilinos del Panteón fueron un «verdadero 'Ejército de las sombras», destacó el presidente.

Hollande trabó un discurso de tintes épicos anclado en la reivindicación de los llamados «valores republicanos», en el que hizo un llamamiento a la unidad frente al «regreso de los odios», en un contexto marcado por el recuerdo de los atentados islamistas del pasado enero y la creciente influencia de la ultraderecha xenófoba.

«Los franceses se rebelaron el 11 de enero para contestar este funesto retorno», declaró el jefe del Estado sobre la manifestación que defendió los valores de la República tras el atentado contra el semanario Charlie Hebdo.

Ante un cortejo encabezado por los familiares de los homenajeados, secundados por una delegación de antiguos resistentes y estudiantes, el mandatario trazó el retrato de cuatro héroes «que hicieron de su vida un destino», gobernados por «la misma fuerza, la misma pasión: el amor por su patria».

Jean Zay (1904-1944), adalid del laicismo y la escuela pública, ministro de Educación del Frente Popular de Leon Blum y fundador del festival de Cannes, fue asesinado a finales del conflicto, tras el prolongado encierro al que le condenó el régimen colaboracionista de Vichy, que le juzgó por «judío y desertor».

Traicionada en el París de 1942 por un chivatazo que precipitó su detención y deportación, Tillion (1907-2008) pasó dos años en el campo de exterminio nazi de Ravensbrück, en Alemania, donde su madre perdió la vida.

Gaullista convencida, la también reputada etnóloga denunció luego los gulags soviéticos y militó contra las torturas en la Guerra de Argelia, para «proteger a las víctimas del futuro más que para vengar las del pasado», señaló Hollande al celebrar la trayectoria de esa «figura ejemplar».

Su actividad como agente del espionaje francés durante la Ocupación llevó a De Gaulle-Anthonioz (1920-2002) -sobrina del futuro general Charles de Gaulle- a compartir cautiverio en Ravensbrück con Tillion y, tras la Liberación, a ser la primera mujer condecorada con la Gran Cruz de la Legión de honor francesa.

Por su parte, el líder resistente y redactor jefe del diario clandestino Resistance, Pierre Brossolette (1903-1944), no sobrevivió al yugo nazi. Poco después de ser capturado por los alemanes, para evitar la delación, se lanzó al vacío desde la ventana de la sede de la Gestapo en París.

«Ocupad vuestro lugar, porque es el vuestro», concluyó el jefe del Estado, antes de entrar en la cripta junto a los descendientes de los homenajeados.

Hasta hoy, el Panteón, donde reposan los restos de grandes nombres de la República, sólo albergaba a una mujer por sus propios méritos, la científica de origen polaco Marie Curie, pues la presencia de Sophie Berthelot se debe a que su esposo, el químico Marcellin Berthelot, pidió ser enterrado junto a ella.

Levantada a finales del siglo XVIII, la antigua iglesia de Sainte-Geneviève devino tras la Revolución en una necrópolis republicana que a partir de 1791, con la inhumación de Mirabeu, comenzó a acoger a otras insignes personalidades como Víctor Hugo, Voltaire y Rousseau.

Prerrogativa presidencial, el mediático poder de introducir a alguien en la célebre cripta fue hoy utilizado por primera vez por el presidente socialista, después de que su antecesor, el conservador Nicolas Sarkozy, no lograse honrar a Albert Camus, al oponerse a ello la familia del escritor.

El también conservador Jacques Chirac recurrió a sus derechos en la Montaña de Sainte-Geneviève en dos ocasiones y el socialista François Mitterrand en siete, mientras que sus antecesores, los conservadores Georges Pompidou y Valery Giscard d'Estaing, nunca lo utilizaron.