Grecia admite que no sobrevivirá sin ayuda europea después del 5 de junio

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

LOUISA GOULIAMAKI | AFP

Alexis Tsipras pedirá hoy a la UE que ceda para evitar la salida del euro

21 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El Gobierno griego ha agotado la liquidez, el tiempo y los apoyos para negociar el paquete de reformas que deberá poner en marcha para desbloquear los 7.200 millones de euros pendientes de su rescate. Atenas ha puesto fecha al fatal desenlace que puede tener la crisis griega si el primer ministro heleno, Alexis Tsipras, no llega a un acuerdo en las próximas dos semanas con sus socios europeos y la troika de acreedores para abrir el grifo de la financiación. «Ahora es el momento en el que las negociaciones están llegando a su punto crítico. El 5 de junio será el momento de la verdad», admitió ayer el portavoz del Gobierno griego, Nikos Fillis.

Atenas amenaza con no pagar ese día al Fondo Monetario Internacional (FMI) 310 millones de euros que adeuda si para entonces no hay un acuerdo. «No recibirán ningún dinero», apunta Fillis. Y a ese impago pueden seguir muchos más. Grecia ya no puede ascender sola la cuesta de junio que supone atender otros tres reembolsos al FMI de hasta 1.280 millones de euros, así como la refinanciación de letras del tesoro por valor de 5.200 millones.

El Gobierno griego ha sobrevivido durante estos meses de duras negociaciones gracias a la inercia del repunte económico que registró el país en los últimes meses del pasado año, antes de la llegada de Syriza al Gobierno, pero a Tsipras ya no le quedan cartas que jugar. La economía se encuentra en recesión y las arcas públicas están vacías. Con el temor a una salida accidental de la zona euro, el líder griego ha tenido que rebajar sus expectativas y pedir flexibilidad a sus homólogos.

Tsipras ha recuperado la propuesta del acuerdo global de reformas para desembolsar la totalidad de la ayuda en un solo tramo, como exigían sus socios del euro. Ha habido avances en torno a la liberalización de servicios en el país, según confirman fuentes de Bruselas, pero sigue empeñado en renegociar la deuda vinculando su devolución al crecimiento económico. La propuesta no suena bien en Alemania, que exige al Gobierno heleno que recorte pensiones y salarios para hacer sostenible el sistema y lograr competitividad.

Tsipras aprovechará la cumbre de la UE hoy en Riga para reunirse con la canciller alemana, Angela Merkel, y con el presidente francés, François Hollande, e intentar convencerlos de encontrar una fórmula política que permita vender un acuerdo en Atenas y Berlín. El líder de Syriza quiere evitar que los sublevados en su partido, que según algunas fuentes ya alcanzan el 40%, tumben un acuerdo vital para seguir pagando salarios y pensiones. La situación es muy delicada. Médicos y personal sanitario secundaron ayer la primera huelga contra el Gobierno de Tsipras, quien prometió dotar de fondos al colapsado sistema de salud. Merkel, por su parte, necesita un plan de reformas ambicioso para pasar el visto bueno del Bundestag. Acreedores y Eurogrupo no firmarán ningún acuerdo con Grecia sin la certeza de que los parlamentos nacionales le darán luz verde.

Los progresos son «lentos», según Bruselas. La incertidumbre ha evaporado 30.000 millones de euros de los depósitos bancarios griegos desde diciembre del 2014. Para terminar de arreglarlo, Moody´s aseguró ayer que «muy probablemente» habrá controles de capitales independientemente de cómo se resuelva la crisis.

La sombra de Putin planea de nuevo sobre la cumbre de Riga

Pese a que la atención de la cumbre de Riga estará absorbida por la situación dramática de Grecia, la agenda oficial tiene por objetivo el fortalecimiento de las relacions entre la UE y las seis repúblicas exsoviéticas de Ucrania, Georgia, Moldavia, Bielorrusia, Armenia y Azerbaiyán. Se trata de la primera reunión con estos países desde la que se celebró en Vilna, en noviembre de 2013, cuando el derrocado líder ucraniano Víktor Yanukóvich renunció en el último momento ante las presiones de Rusia a firmar un acuerdo de asociación negociado con la UE.

Conscientes de que Putin observa con hostilidad cualquier acercamiento de la Unión hacia los países que considera parte de su zona de influencia, los portavoces de Bruselas se apresuraron a acotar el alcance del encuentro. «Tenemos la perspectiva de mejorar el comercio y la movilidad de nuestros ciudadanos. No queremos crear líneas divisorias en Europa. No es una cumbre contra nadie», dijeron fuentes europeas.

A la cita, a la que están llamados los 28 jefes de Estado o de Gobierno comunitarios, asistirán los presidentes de Ucrania, Petró Poroshenko; Moldavia, Nicolae Timofti; Armenia, Serge Sargsián, y Azerbaiyán, Ilham Alíev, así como el primer ministro georgiano, Irakli Garibashvili, y un representante «de alto nivel» en nombre del presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko.