Los parias que nadie quiere

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

El éxodo de los rohingyas es la peor crisis humana en Asia desde Vietnam

16 may 2015 . Actualizado a las 16:52 h.

El sudeste asiático vive la mayor crisis humana desde el fin de la guerra de Vietnam. Un éxodo de pobres y perseguidos que nadie quiere. Miles de rohingyas, enfermos y famélicos, llevan entre varias semanas y dos meses a la deriva en destartalados barcos en la bahía de Bengala, sin que ningún país les dé cobijo.

¿Cómo se origina la crisis?

El hambre y la represión ha provocado que unos 25.000 rohingyas y bangladesíes abandonaran sus países en el primer trimestre del año. Ponen sus vidas en manos de redes de traficantes que los concentran en Tailandia antes de enviarlos por mar a Malasia o Indonesia. Muchos terminan secuestrados por las mafias que exigen un rescate a sus familias. Otros son vendidos como trabajadores esclavos. La crisis actual comenzó a principios de mes cuando Tailandia, después de años ignorando el problema, comenzó a desmantelar los campos de refugiados en la jungla, en los que se hallaron fosas comunes con los que no aguantaron los abusos. La operación provocó la desbandada de las mafias que abandonaron a miles de inmigrantes en la selva o en precarias embarcaciones en alta mar. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), 6.000 inmigrantes permanecen a la deriva en alta mar, condenados a morir en sus prisiones flotantes.

¿Quiénes son los rohingyas?

La ONU los considera uno de los pueblos más perseguidos. Descendientes de los comerciantes musulmanes que se establecieron hace más de 1.000 años en la región, son un pueblo sin Estado. Unos 800.000 viven en Birmania, una nación budista. Todos los Gobiernos, incluidos los constituidos tras la dictadura, les han negado la ciudadanía y cualquier derecho. Argumentan que no son un grupo étnico, sino inmigrantes bangladesíes llegados en la época colonial británica. Su situación empeoró con la violencia sectaria desatada en el 2012, que dejó 200 muertos y más de 100.000 desplazados.

¿Por qué Tailandia, Malasia e Indonesia les niegan la entrada?

Solo unas 2.500 personas lograron entrar en Indonesia y Malasia la semana pasada, los demás han sido rechazados. Les dan víveres y les arreglan los motores para luego enviarlos a alta mar. Su argumento es el de siempre: si aceptan refugiarlos se producirá un efecto llamada. La junta militar de Bangkok fue la más cruel al acusarlos de que lo único que hacen es gastar los recursos de los tailandeses. Unos pescadores indonesios salvaron ayer a 800 inmigrantes tras naufragar su barco ante las costas de Aceh.

¿Qué dicen la ONU y las oenegés?

De nada ha servido el llamamiento de la ONU y las oenegés a estos países a para lo que Human Rights Watch calificó como «el juego del ping-pong humano». El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Huseín, también emplazó a Birmania a proteger a la minoría musulmana rohingya.

¿Qué va a pasar ahora?

Tailandia convocó una cumbre regional para el 29 de mayo, pero Birmania rechaza ir. «No aceptamos que los tailandeses nos inviten solo para aliviar su problema», dijo la presidencia birmana.