Europa reprende a Grecia con dureza por perder el tiempo

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

KOSTAS TSIRONIS | REUTERS

Varufakis dice que no quiere a la troika en Atenas tras un Eurogrupo muy tenso

25 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Riga fue ayer escenario del último fracaso en las conversaciones entre Grecia y el Eurogrupo. En la capital letona quedaron patentes las grandes diferencias que separan al nuevo Gobierno de Atenas, la antigua troika y los socios europeos para alcanzar un acuerdo sobre el paquete de reformas que el primer ministro heleno, Alexis Tsipras, deberá poner en marcha para desbloquear el último tramo de rescate (7.200 millones de euros).

La cita entre los 19 ministros de Finanzas del euro fue especialmente tensa. «Siendo bastante franco, ha sido una discusión muy crítica», reconoció abiertamente el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, antes de apuntar que «hay grandes problemas por resolver. Estamos muy lejos del acuerdo».

La frustración y el enfado acumulado por los desaires y las tretas del negociador griego colmaron ayer la paciencia de los asistentes que acusaron con dureza a Yanis Varufakis de «perder el tiempo» en las últimas semanas. Existen «dudas e incertidumbres» sobre qué pasará con Grecia en los próximos días y el clima es de «urgencia», aseguró el ministro español de Economía, Luis de Guindos.

El Eurogrupo reconoce que las necesidades de liquidez del país heleno son acuciantes, pese a lo cual no habrá «ningún tipo de desembolso sin un acuerdo», advirtió Dijsselbloem cuando se planteó la posibilidad de llegar a un pacto parcial para inyectar a Grecia un anticipo de las ayudas antes de la próxima cita, el 11 de mayo. Tampoco el Banco Central europeo está dispuesto a mantener de forma indefinida su línea de liquidez de emergencia (ELA) a los bancos griegos. «Se mantendrán solo mientras sean solventes. El tiempo se agota», alertó ayer su presidente, Mario Draghi. Y así es. A finales de este mes Grecia deberá cubrir el pago de salarios y pensiones por valor de 1.700 millones de euros. En mayo pasará de nuevo por caja. El ministro griego adjunto de Finanzas, Dimitris Mardas, reconoció que necesitan 4.000 millones para hacer frente a todas sus obligaciones. Entre ellas, dos pagos al FMI por 980 millones y vencimientos de letras por 2.800 millones.

Para evitar un accidente soberano que empuje a Grecia a la quiebra e incluso a algo peor, sus socios pidieron ayer un proceso de negociación «más eficaz». Y es que lo poco que avanza Tsipras negociando al más alto nivel en la UE con sus homólogos alemanes y franceses, lo echa por tierra su ministro de Finanzas en el Eurogrupo. No es casual. Hay acuerdo sobre la necesidad de emprender reformas pero, a la hora de plasmarlas en un texto concreto, la intransigencia dogmática de unos y las promesas electorales de otros chocan frontalmente. El Gobierno de Syriza se resiste a asumir más privatizaciones, a emprender otra reforma laboral, a subir el IVA y a tocar las pensiones. Compromisos que Tsipras asumió antes de los comicios que le dieron la victoria el pasado 25 de enero. Todo eso es lo que le pide la troika. «Si hay una forma de hacer este proceso más eficaz y menos difícil, estamos abiertos a sugerencias», manifestó ayer Varufakis antes de dejar claro que no habrá nuevas visitas de la troika a Atenas como las de antaño. «Nos resistiremos a la idea de regresar a un proceso que fracasó de forma tan miserable en el pasado». Según Reuters, el ministro declaró en una revista francesa de filosofía que el Grexit no es un bluff como la zona euro persista en seguir con la austeridad en Grecia.