El centrista Juha Sipilä gana en Finlandia, aunque deberá pactar

nacho blanco REDACCIÓN / LA VOZ

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LEHTIKUVA | REUTERS

Los ultranacionalistas, que fueron la segunda fuerza, pueden ser una opción

20 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El viraje político en Finlandia se produjo ayer tras unas reñidas elecciones. El actual primer ministro, el conservador Alexander Stubb, sufrió una derrota en las urnas a manos del principal actor de la oposición, el empresario Juha Sipilä, que se convertirá en el próximo mandatario del país al frente del Partido del Centro, aunque deberá pactar. Stubb ya felicitó a su oponente cuando el escrutinio de los votos todavía no había finalizado y se encontraba todavía al 73 %. El Kokoomus, partido conservador de Stubb, únicamente pudo hacerse con un 17 % de la intención de los electores, casi a la par de los partidarios de la extrema derecha. También los socialdemócratas han perdido fuelle. Los grandes damnificados por estos resultados han sido, sin duda las formaciones políticas tradicionales.

Los analistas barajaban que los ultranacionalistas y escépticos del partido Verdaderos Finlandeses, liderado por Timo Soini, alcanzaran una mayoría suficiente como para cuestionar el sistema y pusiera contra las cuerdas al país en el seno de la Unión Europea. Las proyecciones de voto podrían determinar incluso que los ultranacionalistas pierdan escaños y la segunda plaza caiga en favor de la derecha de Stubb.

El sistema electoral finlandés concede al partido más secundado -, en este caso el centrista de Sipilä- un mayor número de diputados de su parlamento, el Eduskunta, que cuenta en total con 200 escaños, y que en esta ocasión estarán divididos nada menos que entre ocho formaciones políticas. Según iba avanzando el escrutinio, Juha Sipilä podría sentar en la cámara a más de 50 de sus representantes. Sin embargo, el apoyo recibido por el vencedor de estas elecciones generales se ha ido desinflando. Los sondeos previos así lo recogían. La fuerza del Partido del Centro se encontraba en el medio rural de Finlandia. Sin embargo, en las ciudades -cuyos votos son los últimos en computarse en el escrutinio- muestran una tendencia más crítica con Sipilä, y ahí es donde se halla el granero de papeletas de los ultranacionalistas y socialdemócratas. Sipilä tendrá que buscar pactos si quiere gobernar. Y los Verdaderos Finlandeses también están en la agenda.

Además de la debacle de la principal fuerza conservadora, también los socialistas finlandeses se han desplomado, con la pérdida de al menos ocho actas de diputados. Antti Rinne, responsable de la socialdemocracia finesa, aseguró tras conocer los avances electorales, sentirse «claramente decepcionado».

Emprendedor y millonario

El virtual vencedor Juha Petri Sipilä, de 53 años, es un hombre de negocios millonario que comenzó su andadura empresarial con la telefonía móvil. De hecho, aumentó su cuenta corriente con la venta de su empresa de componentes de telefonía Solitra por 12 millones de euros, en 1996.

Los sondeos apuntaban una victoria de Sipilä por mayor margen. Según proyecciones de Yle, el Partido del Centro obtendría 46 de los 200 escaños del parlamento, en tanto que los conservadores de la Coalición Nacional de Stubb tendrían 37 escaños, el mismo número que los socialdemócratas. A su vez, los Verdaderos Finlandeses, partido de derecha euroescéptica, lograrán 35 escaños.

Los populistas del Partido de los Finlandeses se anotan por el momento un 16,8 % de los respaldos, con lo que están por debajo de sus propias expectativas. No obstante, podrían obtener una participación en el gobierno, ya que Sipilä no descartó trabajar con la agrupación, detractora del bloque europeo.

Los temas más urgentes a afrontar son la crisis económica, agravada por la caída de las exportaciones, la elevada tasa de desempleo y las tensiones con Rusia, asuntos todos que estuvieron presentes en los debates de la campaña electoral. La participación fue del 70 %.