Una historia de desencuentros

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

16 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El «por qué no te callas» que le espetó el rey Juan Carlos a Hugo Chávez hace ya más de siete años tuvo entonces tal impacto que aún hoy es lo primero que se viene a la memoria al pensar en el espinoso momento por el que atraviesan las relaciones entre Madrid y Caracas. En octubre del 2014, Maduro consideró «un acto inamistoso, de injerencismo [sic] y de apoyo a la ultraderecha violenta de Venezuela» el encuentro de Mariano Rajoy en la sede del PP con la mujer de Leopoldo López. Entonces ordenó a su canciller, Rafael Ramírez, «revisar todas las relaciones con España» y retiró durante cuatro meses llamó a su embajador en Madrid.

De nada sirvieron ni la diplomacia desplegada desde entonces por el ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, ni actuar según las recomendaciones de la Unión Europea a sus Estados miembros para que un segundo encuentro de Rajoy con la mujer de un líder opositor detenido, esta vez la de Antonio Ledezma, Mitzy Capriles, para que Maduro reaccionara a mediados de marzo con exabruptos aún mayores: «franquista», «vendepatrias» y «derechista neoliberal» fueron algunos de los piropos que dedicó al presidente del Gobierno español.

Y, si no se corta en llamar «asesino» a José María Aznar por la muerte de civiles iraquíes por su apoyo a Estados Unidos para derrocar a Sadam Huseín, tampoco los socialistas españoles se libran de sus calificaciones, sobre todo desde que Felipe González anunció que participaría en la defensa de los líderes opositores venezolanos, a quien Maduro acusó de «apoyar el golpe» contra Caracas tras llamarlo lobbysta.