Las potencias dan un día más a Irán

Mercedes Gallego NUEVA YORK / COLPISA

INTERNACIONAL

Washington considera el nuevo plazo la lógica continuidad de los progresos

02 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La noche volvió a caer en Lausana (Suiza) sin que los negociadores de los cinco países con asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania anunciaran un acuerdo con Irán para contener su capacidad nuclear. A efectos prácticos, uno o dos días más no tenían mayor impacto en unas negociaciones que comenzaron en noviembre del 2013, pero en la era de la inmediatez los enemigos del acuerdo aprovechaban cada minuto para sacar los colores a EE.UU. por su incapacidad para respetar las líneas rojas que se marca y su disposición para seguir en la mesa de negociaciones, incluso cuando Irán no parece hacer las concesiones necesarias.

«Si Irán amenaza con irse de la mesa -y esto ocurre a menudo en los bazares persas- aceptadle el farol. Volverán, porque necesitan este acuerdo más que vosotros», dijo Benjamín Netanyahu al Congreso de EE.UU. el mes pasado. Ayer, muchos congresistas republicanos declaraban indignados que el Gobierno de Obama actuaba como si necesitara el acuerdo más que los iraníes, «permitiéndoles arrastrar las negociaciones».

En realidad, la verdadera línea roja es el 30 de junio, según el comunicado conjunto que las delegaciones emitieron el 24 de noviembre, en el que también anunciaban su disposición a llegar a un acuerdo «en el plazo más breve posible». A eso se aferraba Washington para justificar las extensiones que no veía como tales, sino como la lógica continuidad de los progresos. «No tiene sentido terminar abruptamente las conversaciones cuando la otra parte está tan involucrada», explicó el portavoz de la Casa Blanca Josh Earnest, que a su vez avisó de que no van a «esperar hasta el 30 de junio» para irse.

Con cada declaración aumentaba la presión que posiblemente le fuerza a hacer más concesiones. El comunicado sobre el acuerdo, que según diversas fuentes iba a contener un marco genérico sin detalles contantes y sonantes sobre el número de centrifugadoras, el plazo para levantar las sanciones y las inspecciones a las que se sometería Irán, se elaboraba con dificultad. La Casa Blanca nunca prometió más que un marco general, pero a medida que crecían las críticas aumentaba también la expectativa. El Congreso estadounidense ha puesto su propia fecha, 14 de abril, para votar la ratificación del acuerdo y, en caso de que no exista o no sea satisfactorio, aprobar nuevas sanciones contra Irán, lo que supondría de facto el fin de las negociaciones. «Se aprobarían en un abrir y cerrar de ojos, yo mismo votaría por ellas», declaró ayer el congresista demócrata Adam Schiff.

Mientras Irán parece dispuesta a aceptar los términos de este acuerdo durante los siguientes diez años, a cambio de que se levanten sanciones que datan del 2003, rechaza que el plazo sea de 11 o 15 años, como se ha llegado a proponer. Durante ese tiempo se comprometería a reducir el número de centrifugadoras de 10.000 a 6.500, una cantidad que sigue siendo muy alta para los críticos. El destino de sus arsenales de uranio es también otra cuestión en disputa: podrían ir a Rusia o ser diluidos. El comunicado en el que se trabajaba anoche parecía centrarse en mostrar los progresos realizados para justificar la continuidad, pero el hecho de que Irán fuese más optimista que europeos y americanos hacía temer tormenta en casa para Obama.