Un lucense llora la muerte de su mujer, su hija y su nieta de 11 años

María Vidal Míguez
maría vidal REDACCIÓN, LUGO / LA VOZ

INTERNACIONAL

VÍTOR MEJUTO

Iban a recoger al otro niño que estaba estudiando en un colegio en Inglaterra

26 mar 2015 . Actualizado a las 16:38 h.

El caso de una catalana casada con un lucense es uno de los casos más dramáticos de la lista de fallecidos en el avión. Esta mujer, Enma, viajaba con su hija y con una nieta hacia Inglaterra, donde estudiaba otro nieto al que iban a recoger. La niña también se llamaba Enma, como su abuela. Estudiaba 6º de Primaria y había cursado todo el ciclo educativo en la escuela Santa Isabel en San Cugat del Vallés, al igual que sus hermanos. La alcaldesa de la localidad, Mercé Conesa, ha ofrecido el apoyo del consistorio y de la ciudad al colegio «para cualquier necesidad que puedan tener».

La abuela, que pereció junto a su hija y su nieta, contaba algo más de sesenta años. Estaba casada con Juan Pardo Yáñez, un lucense de una conocida familia de la ciudad de las murallas. No vivían en Lugo porque estaban asentados en Cataluña hacía varias décadas, pero la noticia corrió ayer por la ciudad porque Juan Pardo Yáñez, que perdió de un solo golpe a su mujer, a una hija y una nieta, es hijo de un alcalde de Lugo, Eugenio Pardo y Pardo-Reguera, que gobernó la ciudad entre el año 50 y 52, y tiene incluso una calle dedicada. Además, un hermano de Juan Pardo Yáñez, es decir, otro hijo del alcalde, fue el primer diputado socialista por la provincia de Lugo en la democracia: Pablo Pardo Yáñez. Son por tanto una saga familiar conocida en la ciudad, donde vive al menos otro hermano del hombre que ahora perdió a las tres mujeres de la familia.

«Saber la razón no los devolverá»

El lucense dice encontrarse «sin palabras» para expresar lo que siente tras la pérdida de su mujer, su hija y su nieta en el accidente y afirma que saber el motivo de lo ocurrido «no los va a devolver».

Durante la jornada de hoy, Pardo Yáñez se ha desplazado en un autobús junto a otros familiares de las víctimas de España y Alemania hacia el lugar del accidente. «Dentro de lo que es haber perdido a tres miembros de una familia, saber cuál es la causa, para mí es algo secundario porque no me los van a devolver, ni de una manera ni de la otra», afirmó el lucense que, muy emocionado, subrayó que «es algo terrible» y que «después de todo, enterrar a los padres es algo normal, pero que un padre entierre a una hija y a una nieta... eso es antinatural».

Marina y su bebé

Hacia Inglaterra, previa escala en la ciudad alemana, también se dirigía Marina Bandrés López-Belio de 38 años y su hijo de 7 meses, Julian Pracz-Bandrés. «Cogió ese vuelo porque no había otro», señaló su padre Manuel Bandrés. Según sus familiares, Marina quería llegar lo más pronto posible a su casa de Manchester para reunirse con su marido después de acudir al funeral de un tío en España, pero al no haber vuelo directo no le quedó más remedio que ir vía Dusseldorf. El padre de la víctima había acompañado a su hija, que era editora y colorista en el cine y posproducción de vídeo, y al bebé hasta el aeropuerto. Marina residía en Manchester desde hace ocho años junto con su marido, Pawel Pracz, un ciudadano polaco con el que se casó hace dos años en la catedral de Jaca, y que esta vez no viajó con ella.