La coalición socioliberal se hunde en Holanda

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Martijn Beekman | AFP

Despunta con fuerza la nueva formación Democracia 66, que atrae el voto joven

20 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El mapa político en Holanda se balcaniza de nuevo y amenaza con hacer ingobernable el país durante los dos próximos años. Es lo que reflejan los resultados de las elecciones provinciales celebradas el martes.

Los holandeses retiraron su apoyo a la coalición del Gobierno formada por los liberales del VVD, liderados por el primer ministro, Mark Rutte, y los laboristas del Partido del Trabajo (PvdA), al que pertenece el ministro de Finanzas y presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. El varapalo ha sido muy duro para el PvdA, que ha pasado de ocupar 14 escaños a solo 8 tras dos años de severos ajustes y medias tintas con los polémicos rescates en la zona euro.

El VVD se erigió como la formación más votada con 13 escaños, pero ha perdido fuelle y la suma de fuerzas con su principal socio no es suficiente para garantizar una mayoría estable en las elecciones al Senado de mayo. Serán unos comicios cruciales. Si Rutte no teje en esa Cámara alta una amplia alianza política, el Parlamento no podrá sacar adelante el plan de reformas fiscales y sanitarias pendientes. La sombra de una nueva crisis de Gobierno y la convocatoria de elecciones anticipadas no se puede descartar.

Todo dependerá de la habilidad de los liberales para estrechar lazos con sus rivales. Rutte ya ha anunciado que su intención es mantener viva la coalición con los laboristas, pero necesitará persuadir a otros partidos, como los liberales de izquierda de Democracia 66 (D66). La formación de Alexander Pechtold, respaldada por el voto joven y progresista, salió reforzada de las elecciones europeas del 2014 y ahora cosechó unos resultados históricos, al alcanzar 10 escaños y vencer en la mismísima Ámsterdam.

Los democristianos de la CDA asoman a las puertas de las negociaciones. Es la segunda fuerza política (12 escaños), así que Rutte está obligado a cortejar a esa formación, que se entiende muy poco con los socios laboristas. Si la unión cuatripartita falla, el primer ministro deberá poner sus ojos en otras fuerzas más pequeñas, como los Verdes (4 escaños) o su preferida, la Unión Cristiana (3 escaños).

Lo que todos quieren evitar a toda costa es depender de un socio como el Partido por la Libertad (PVV) del xenófobo y ultraderechista Geert Wilders, quien promovió la última crisis de gobierno en Holanda al retirar su apoyo al partido de Rutte en el 2012. Sus proclamas islamófobas y su discurso euroescéptico no le han reportado nuevos apoyos y pierde un escaño hasta los nueve.