Gran ofensiva del Ejército iraquí para arrebatar Tikrit al Estado Islámico

R. P. REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

La ofensiva sobre Tikrit, ciudad natal de Sadam Huseín, es la primera gran prueba del Ejército iraquí y sus aliados en la guerra contra el yihadismo

03 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El Ejercito iraquí inició ayer una gran ofensiva para reconquistar la simbólica ciudad de Tikrit, en manos del Estado Islámico desde el pasado junio. Unos 30.000 soldados iraquíes, milicianos chiíes y tribus suníes afines al Gobierno atacaban ayer desde tres frentes la ciudad, bajo la cobertura aérea de cazabombarderos y fuego de la artillería.

La ofensiva sobre Tikrit, ciudad natal de Sadam Huseín, es la primera gran prueba del Ejército iraquí y sus aliados en la guerra contra el yihadismo. Su suerte está ligada a los planes para liberar Mosul, declarada capital del califato islámico por Abu Bakr al Bagdadí. Estados Unidos anunció hace una semana que el asalto a Mosul podría comenzar el próximo abril, pero Bagdad se han negado a ponerle fecha.

Participación iraní

El general Qasem Soleimani, comandante de Al Quds, la unidad de operaciones en el exterior de la Guardia Revolucionaria de Irán, estaba ayer en la primera línea de la ofensiva sobre Tikrit, capital de la provincia de Saladino, según confirmó un jefe de la milicia chií a la BBC Persa. Desde el verano el general Soleimani, cumpliendo órdenes del ayatolá Alí Jamenei, ha supervisado la defensa de Bagdad y ha instruido, financiado y suministrado armas a la milicia chií.

Teherán dice que la misión de sus tropas solo es asesorar a las fuerzas iraquíes, los combatientes kurdos y los milicianos chiíes, sin embargo han participado en combates, incluyendo aquellos coordinados con ataques aéreos de EE.UU. Un gesto inédito entre Teherán y Washington con el objetivo de derrotar al enemigo común, pero que oficialmente ninguna capital lo reconoce.

El primer ministro Haider al Abadi declaró el domingo el inicio de la ofensiva y llamó a preservar la seguridad de los habitantes suníes. Los suníes temen represalias de los chiíes si los yihadistas son expulsados, después de los llamamientos a vengar Speicher, una base militar donde fueron ejecutados por los yihadistas centenares de reclutas, la mayoría de fe chií.