Las concesiones que sí ha hecho Tsipras y que no le bastan a Merkel

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

ALKIS KONSTANTINIDIS | Reuters

Los griegos han cedido terreno, mientras Alemania no se movió un ápice

20 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Menos de una mañana le llevó a la inflexible Alemania alzar la voz para decir nein al plan de los griegos para poner paz en la mesa de negociación y alcanzar por fin un acuerdo que garantice la supervivencia a Grecia y quién sabe si también la del euro. Dijo el ministro de Finanzas germano, Wolfgang Schäuble, por boca de su portavoz, que no es la helena «una propuesta sustancial para una solución». Mantiene el alemán -que en esto del tira y afloja de los rescates es ya todo un veterano-, que los griegos se la quieren dar con queso. Que lo que le han pedido al Eurogrupo no es una prórroga de seis meses del rescate, que es lo que Alemania quiere. Que lo que solicitan sigue siendo lo mismo que han venido pidiendo desde el principio: un crédito puente que les permita seguir vivos mientras negocian un cambio de las reglas del juego en pleno partido. Y que lo que ofrecen a cambio no es, ni de lejos, suficiente.

Alemania, ya hemos visto, no está dispuesta a ceder un ápice en sus pretensiones, pero ¿y Grecia? ¿Es verdad que no ha hecho concesiones, como mantienen desde Berlín?

¿Qué quería Grecia al principio?

Básicamente, lo que no quería de ninguna de las maneras era pasar por el aro de pedir una prórroga del rescate que rubricó el anterior Gobierno. Tampoco, seguir sometida a la supervisión de la troika. Y hasta pretendía lograr una quita para su monumental deuda (175 % del PIB, ahí es nada)

¿Ha renunciado a alguna de esas pretensiones?

Empecemos por la última, la de la quita. Ya estaba descartada. Pero, por si quedaba alguna duda, en la carta que ayer envió el ministro de Finanzas griego, Yaris Varufakis, al presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, Grecia se compromete a pagar religiosamente a sus acreedores (aunque para eso, claro, necesita el dinero del rescate).

En el capítulo de la troika, esa que Varufakis negó en los albores de la negociación, hace apenas tres semanas, cuando el griego pilló a Dijsselbloem con el pie cambiado, asegurando que no reconocían al tridente como interlocutor y que no pensaban pedir la prórroga del rescate, también han hecho concesiones los helenos. En la misiva de ayer, Grecia acepta que la extensión de la ayuda financiera que solicitan sea revisada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. No emplea la palabra troika. Pero qué importa eso, si acepta el control de los tres por separado.

Y llegamos al tema más espinoso, el de si lo solicitado es o no una prórroga del rescate que firmó el Ejecutivo de Samarás. Alemania mantiene que no. Y tiene razón. Para empezar, el Gobierno griego habla de «Acuerdo máster para facilitar asistencia financiera». Con ese nombre, nadie puede decir que lo que están solicitando es una extensión de seis meses para el salvavidas que acordaron sus antecesores, acatando así las condiciones (ajustes y reformas) que este trae aparejadas. Y los primeros que, no solo lo admiten, sino que lo recalcan, son los griegos. «El Gobierno, fiel a sus compromisos, no ha solicitado una prórroga del memorando. Hemos presentado una propuesta que respeta el veredicto popular, defiende la dignidad de la sociedad y, al mismo tiempo, puede ser aceptada por nuestros socios», afirmaron las autoridades helenas en un comunicado. Pero, no es menos cierto, que en la carta reconocen que el actual programa -el asociado al rescate que expira el 28 de febrero- es la base sobre la que hay que buscar un acuerdo para la prórroga de la asistencia financiera. Del crédito, para entendernos. No es una concesión menor.

¿Es imposible el acuerdo?

Los analistas -y los mercados- siguen apostando por él. Y eso que las posturas parecen irreconciliables y que en Alemania hay quien apuesta claramente por la salida de Grecia del euro. Uno de ellos, Hans-Werner Sinn, el polémico presidente del Instituto de Investigación Económica alemán (IFO), recomienda al país heleno dejar el club y aplicar un corralito para evitar la fuga de depósitos. «La concesión de créditos y la permanencia en el euro no han funcionado. Hace cinco años, como ahora, discutíamos sobre la salida de Grecia de la moneda única. Desde entonces, los créditos han pasado de 50.000 a 250.000 millones y el paro se ha duplicado», resumió ayer en una entrevista en Efe.

El FMI se pone por fuera

El actual plan de asistencia financiera a Grecia por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) no tiene prevista su finalización hasta marzo de 2016, por lo que las actuales negociaciones sobre una posible ampliación se ciñen al plan de rescate prestado al país heleno por sus socios europeos, recordó ayer el portavoz de la institución internacional con sede en Washington, Gerry Rice. «Los dos programas están relacionados, pero separados», añadió el portavoz, quien reclamó un «proceso acordado» que permita a Grecia mantener «un marco fuerte y creíble» con el que pueda acceder a la financiación «necesaria».

Rice evitó pronunciarse sobre lo que le parece la propuesta presentada ayer por Atenas para lograr una extensión de seis meses del crédito europeo.