Gélida acogida en el Eurogrupo al plan de Atenas para evitar el colapso

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

YANNIS KOLESIDIS | EFE

Alemania aprieta la soga a los griegos y exige que sigan el programa de rescate

12 feb 2015 . Actualizado a las 10:22 h.

Las puertas del Eurogrupo se abrieron ayer por primera vez para el ministro griego de Finanzas, Yanis Varufakis, pero la bienvenida que le dispensaron sus socios no pudo ser más fría. Tras la tensión de las últimas semanas, ninguno de los ministros del euro confiaban en llegar a un acuerdo sobre el plan que presentó el heleno para evitar otra prórroga del rescate griego: «No espero resultados hoy pero eso dependerá de lo que diga Varufakis», anticipó el alemán Wolfgang Schäuble, quien no dudó en poner sobre aviso a su nuevo colega: «Cada país es libre de hacer lo que quiera pero este programa debe completarse o no habrá otro».

La partida de ajedrez en la que se han convertido las negociaciones entre Atenas, la troika y los socios del euro comenzó con mal pie para el Gobierno de Tsipras. Ninguno de los aliados con los que contaba, París y Roma, salió en defensa clara de sus planteamientos. Según fuentes diplomáticas, «no hay muchas ganas de ofrecer grandes cosas a Grecia». Solo el ministro de Economía francés, Michel Sapin, echó un cable a Varufakis. «Hay que respetar las elecciones griegas», dijo antes de recordar, igual que los demás, que Grecia «debe cumplir las reglas europeas».

El apoyo a Varoufakis es intermitente. No es solidaridad sino pragmatismo lo que domina en el tablero. La lucha griega puede abrir el camino a una mayor flexibilidad de Bruselas con Francia e Italia, países con ajustes pendientes. Pero en el otro polo se encuentran los socios rescatados. Irlanda, Portugal y España no ceden a los juegos malabares de Atenas. Quieren la devolución de la deuda y sin «tratos de favor», según el ministro de Guindos, quien lanzó una puya a alemanes y franceses. «Si alguien fue solidario ha sido España. No hemos rescatado a nuestros propios bancos con el rescate a Grecia», dijo.

Grecia necesita 4.500 millones antes de que finalice marzo para hacer frente a sus deudas. Con este panorama, el ministro heleno terminó aceptando la posibilidad de alargar el rescate, con otro nombre, para poder sobrevivir hasta verano a cambio de reformas. Varufakis acepta cumplir el 70% del programa impuesto por la troika pero pide sustituir el 30% restante por medidas recomendadas por la OCDE. Atenas se niega a aceptar reformas en el mercado laboral y recortes de las pensiones. Además, solicita una rebaja del objetivo de superávit primario para disponer un plan de choque. Calculan que para hacer frente a la crisis humanitaria necesitarán 2.000 millones.

¿Qué dice la guardiana de la austeridad? Ni hablar: «El programa griego seguirá bajo supervisión de la troika, a la cual ya no podremos llamar troika nunca más», dijo con ironía Schäuble. Significa que, si Grecia quiere evitar el colapso deberá someterse al control de la tríada [CE, BCE y FMI], sin más contrapartidas que cambiarle el nombre.