La colonia cubana en Galicia: entre la incredulidad y la alegría contenida

m. cedrón / a. andrade REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

VÍTOR MEJUTO

«Cuando acabe el embargo ya no habrá excusa para la escasez», dicen

18 dic 2014 . Actualizado a las 10:26 h.

Incredulidad y alegría contenida. La colonia cubana en Galicia es cauta. Quiere comprobar primero cómo toma forma el acuerdo de ayer, porque el gran problema de Cuba, dicen, es la escasez que vive el pueblo, la razón por la que muchos se vieron obligados en su día a buscar una vida mejor fuera de la isla. El «embargo interno» del que hablan es lo que urge cambiar.

«Desde que era niña he escuchado que los problemas de escasez que tiene Cuba están provocados por el embargo norteamericano. ¿Cómo no va a ser una buena noticia que se afronte un primer paso para el levantamiento de ese bloqueo? Es una alegría. El día que eso ocurra, que no exista el embargo, ya no habrá excusas». Idania, que llegó a Galicia desde Cuba con su marido Jesús Pardo hace unos años, acaba de enterarse de ese primer paso dado por Obama y Raúl Castro. Está contenta, mucho. Espera que realmente valga para algo. Su marido Jesús, descendiente de gallegos, trata de contener su alegría. «Todavía hay que esperar a que eso se haga realidad para aplaudir», apostilla.

No es el único que piensa que hay que ser cautos. Han pasado tantos años que a muchos les cuesta creer que haya un cambio que implique un nuevo rumbo en la política interna cubana. «Habrá que ver hasta dónde llega la blandura de Obama y cómo Raúl Castro aprende a convivir con los que opinan diferente dentro de Cuba», se pregunta el intelectual Manuel Díaz Martínez, que ahora vive en Canarias. En principio el acuerdo le parece bien, «pero habrá que ver».

Para Orlando, un cubano que vive en Ribeira y que lleva en Galicia más de una década, los problemas de su país son fruto de un conflicto político: «Ahora hay un hostigamiento económico que no deja que se desarrollen las artes, ni el deporte... Nos ha obligado a irnos. No creo que el pueblo de Cuba no tenga capacidad para salir adelante. Sería muy bueno que Estados Unidos abriera una embajada comercial».

Eduardo Coma, de Luar na Lubre, dice que la noticia «es alentadora», pero reconoce que tras más de 50 años de embargo «la realidad es que habría que arreglar lo que ocurre a nivel interno» porque en la isla hay todavía escasez y eso obliga a muchos a irse.

Frank Vega Pita (La Habana, 49 años) es escéptico sobre que levantar el embargo vaya a solucionar los problemas del pueblo cubano, porque «la revolución quiso tener siempre el monopolio económico del país para controlar a los ciudadanos, y así seguirá siempre mientras perviva la dictadura». Sostiene Vega que la caída de ese embargo «no supondrá nada para el pueblo porque no repercutirá sobre él». Y sentencia: «La libertad financiera de los ciudadanos sería el fin de la dictadura».

Apoya este argumento en lo que define como «hitos económicos del castrismo», en los que la llegada de víveres o materia prima al país no se tradujo en una mejora de las condiciones de vida; por ejemplo, cuando Castro expropió los bienes de pequeños y medianos empresarios. «Se pasó de golpe de una economía boyante a la nada, y ese drama se intentó salvar con la manutención del bloque comunista. Entraron muchos barcos rusos en La Habana -explica-, pero esas existencias se reembarcaron y se revendieron en Latinoamérica para lucro de la dictadura». Hubo otro hito económico tras la caída del Muro de Berlín, cuando entró en el país «la ayuda de Venezuela».

Frank salió por Miami, reclamado por un disidente, su padre. «Si se me ocurre volver algún día, me hospedarán en el hotel La Reja», ironiza.

Sostienen que «habría que arreglar lo que ocurre a nivel interno»