Renzi se enfrenta a la primera huelga general de su mandato

maría signo ROMA / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

La protesta pone de relieve el creciente desgaste del primer ministro italiano

12 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El primer ministro italiano, Matteo Renzi, sufrirá hoy un bautismo de fuego con la primera huelga general de su mandato. Las reformas que ha puesto en marcha y las que pretende promover no acaban de gustar a los sindicatos, que, pese a la escasez de precedentes, no han dudado en organizar una dura protesta contra un Gobierno de izquierda, teóricamente afín.

En el punto de mira de los trabajadores están, sobre todo, las dos últimas leyes económicas que Matteo Renzi se ha empeñado en llevar adelante aún con la oposición de un sector de su partido. La ley de Estabilidad Económica, con los presupuestos del Estado para 2014, y la reforma laboral. Ambas han conseguido algo que no se lograba desde hace años en Italia, y es unir a los dos mayores sindicatos, UIL (Unione Italiana del Lavoro) y CGIL (Confederazione Generale Italiana del Lavoro), en un frente común que ha llevado a la convocación de la huelga de hoy bajo el lema «¡No puede ser!».

Los sindicatos consideran que las medidas económicas adoptadas por Renzi no estimulan las inversiones que necesita el país, ni acaban con el desempleo que sigue en aumento. También acusan a la nueva reforma laboral de precarizar aún más al trabajador, sobre todo a los nuevos contratados, y de facilitar el despido sin causa justificada.

El malestar además está muy extendido entre los funcionarios de la administración y los profesores que desde hace 5 años tienen congelados los sueldos. La nueva ley de estabilidad se llevará por delante los aumentos por antigüedad. Además, la reforma de la administración prevé algunos cambios no muy bien aceptados como la movilidad obligada, que no asegura la contratación de nuevos trabajadores que sustituyan a los que se jubilan.

La huelga pone de manifiesto el desgaste de Renzi, muy evidente los últimos meses. En las encuestas se observa cómo cada día que pasa pierde apoyos y baja su popularidad. Los italianos lo acusan de haber prometido mucho y de haber hecho poco ya que gran parte de sus reformas parecen haberse quedado en nada, solo en simples anuncios. Además, su enfrentamiento con los sindicatos, a los que no ha querido escuchar, abre una brecha en las filas de la izquierda. Renzi ha sido capaz de unirlos, un hecho que contrasta con lo que hacía Berlusconi, capaz de enfrentarlos.

La huelga, que se extenderá a todos los sectores económicos y contará con dos grandes manifestaciones, en Roma y Turín, tuvo ayer un avance cuando el ministro de Transporte, Maurizio Lupi, de Nuevo Centroderecha, decidió militarizar a los trabajadores ferroviarios. Al final tuvo que intervenir el propio Renzi, quien obligó a su ministro a retirar la orden alegando que «el derecho a la huelga está garantizado por la Constitución».