Los candidatos toman posiciones para la carrera hacia la Casa Blanca

V. T. NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Hillary Clinton ya está en campaña sin un adversario republicano claro

06 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Las legislativas son el pistoletazo de salida para la carrera para elegir al sucesor de Barack Obama. En las papeletas no estaban los nombres de Hillary Clinton, Mitt Romney, Jeb Bush o Rand Paul, pero se jugaban casi tanto como los candidatos a los que apoyaron en los mítines, porque las midterms son el calentamiento previo a las elecciones presidenciales del 2016.

Los estrategas de las dos partidos analizan ya qué les aportan los resultados del 4-N y cómo utilizarlos para la próxima cita electoral, antes de saber quiénes serán los candidatos. En el bando demócrata, además de Clinton -la opción con más consenso- y las dudas del vicepresidente Joe Biden, se habla de la senadora Elizabeth Warren -la favorita de los progresistas-, el gobernador de Maryland, Martin O?Malley, y el senador independiente Bernie Sanders. En las filas republicanas no hay un favorito claro. La lucha se prevé dura entre pesos pesados como Rand Paul, el excandidato Paul Ryan, el gobernador Chris Christie o el senador tejano Ted Cruz.

Aunque en principio la victoria republicana del martes pudiera verse como una clara ventaja de cara a las presidenciales, la realidad no es exactamente así. Es evidente que la victoria conservadora fue sobre todo un voto de castigo a Obama. Pero la imagen del partido no ha mejorado en los últimos años desde que en el 2010 llegó a su nivel más bajo de popularidad. Solo el 39 % de los votantes tiene una imagen positiva de los republicanos, mientras que un 55 % la tiene negativa. Y esto es una mala cifra de partida para el 2016.

Las minorías

Hay más. En las legislativas se abstuvieron sobre todo hispanos y afroamericanos. Estas minorías son cruciales para llegar a la Casa Blanca. El partido que consiga movilizarlas parte con ventaja de cara a las presidenciales y la demografía favorece a los demócratas.

No obstante, los resultados del 4-N sí permiten adivinar ventajas tanto para los conservadores como para los progresistas. Por lo que respecta a los primeros, las victorias de los gobernadores de Ohio, Wisconsin y Florida y los candidatos a senadores de Colorado, Iowa y Carolina del Norte son una magnífica noticia. Estos cinco son estados que ondulan: unas veces votan presidentes republicanos y otras, demócratas.

Aunque la derrota de los demócratas fue contundente, también obtuvieron algunos resultados alentadores de cara a las presidenciales: las victorias al Senado en Nuevo Hampshire, un estado tradicionalmente republicano, Míchigan y Minnesota, y el mensaje de uno de los estrategas republicanos más respetados, Neil Newhouse, al afirmar: «No deberíamos estar regodeándonos por haber ganado en estados tradicionalmente nuestros porque el hecho es que la imagen del partido ha empeorado».